Colombia ha sorteado con resiliencia una de las pruebas más fuertes de los últimos tiempos, la crisis económica, social y sanitaria desatada por el Covid-19. Los efectos fueron devastadores, no solo ha cobrado la vida de miles de ciudadanos, sino que llevó a la economía a un punto de quiebre que afectó notablemente la curva de crecimiento que venía registrando.
Pero hoy quiero hablar de lo positivo de este sacudón mundial del que nuestro país no fue ajeno. Tengo que decir que responder a este declive solo fue posible gracias a las decisiones prudentes y acertadas que con urgencia implementó el gobierno del presidente Iván Duque para contrarrestar el impacto negativo en la economía.
Y lo social no se queda atrás. El cambio de vida en muchos hogares, como consecuencia del bajonazo en el nivel de ingresos de los colombianos fue el detonante para que muchos se vieran obligados a cambiar sus vidas por completo.
Sin duda han sido momentos difíciles, que, sumados a la incertidumbre por el comportamiento del virus, le han hecho la vida difícil no solo al Gobierno sino a los ciudadanos. Pero reitero que lo oportuno y certero de las decisiones fueron fundamental para que nuestro país no se fuera a pique.
Hoy Colombia se mantiene firme. El gobierno no solo protegió la salud de sus ciudadanos con la vacunación masiva fijándose el objetivo de vacunar a 35 millones de personas antes de finalizar el año; meta que, según el Ministerio de Salud, va en un 73%, con 25.6 millones de colombianos que ya tienen el esquema completo de vacunas, al 8 de diciembre.
Así mismo tengo que decir que la recuperación económica ha respondido a las expectativas, resultados que se pueden observar en el crecimiento de la economía, que para el tercer trimestre del año fue de 13,2%. De igual manera, es importante destacar el reconocimiento realizado por la revista The Economist a través del indicador de normalidad global, donde Colombia se ubicó como el segundo país en América Latina con mejores índices de reactivación, y el sexto que más rápido ha retornado a la normalidad entre 100 países.
Tan alentador es el panorama que, según proyecciones del Banco Mundial, la economía colombiana podría llegar a registrar un crecimiento del 9,8% al cierre de 2021 y para 2022 se estima un crecimiento de 4,7%.
Es importante resaltar que la reactivación económica, que será un proceso de largo plazo, exige una articulación efectiva entre el sector público y privado. Sobre este punto, es importante destacar el plan de inversión para la reactivación “compromiso por Colombia”, aprobado en febrero de este año con el CONPES 4023 donde se prevé una inversión de $141.1 billones para financiar 545 proyectos para la reactivación y la generación de empleo, con lo que se espera crear alrededor de 4.9 millones de empleos.
El 50% del plan de inversión para la reactivación se focaliza en los sectores de transporte y vivienda. Según estudios de Fedesarrollo, un aumento de la inversión en infraestructura de 0,5% del PIB por año, aumenta la tasa de crecimiento económico en 0.8 puntos porcentuales y reducen la tasa de desempleo en 0.6 puntos porcentuales, lo que equivale a la generación de 159 mil nuevos empleos.
Pese a los esfuerzos que ha realizado el Gobierno Nacional, debo decir que esta es una oportunidad para reinventar y potenciar nuevos sectores jalonadores del crecimiento económico. En este punto quiero destacar un sector con un gran potencial para impulsar la actividad económica, como es el de la guadua y el bambú, sector por el que he venido trabajando desde el Congreso de la República, con un proyecto de ley que busca incentivar su uso, producción, desarrollo e investigación desde un enfoque sostenible.
Tan positiva es esta agroindustria que, por ejemplo, un millón de hectáreas en condiciones óptimas, podría generar 488.000 empleos directos permanentes en actividades como siembra, fertilización y mantenimiento; esto sin contemplar los empleos que podría generar por el proceso de industrialización como construcción de viviendas e infraestructuras, muebles y enseres o artesanías, entre otros.
Esta agroindustria cuenta con un área estimada de 45.000 hectáreas sembradas, pero con potencial de un millón de hectáreas, y con la que Colombia tiene una deuda histórica para generar empleo y exportaciones, necesarios en un momento donde la reactivación de la economía avanza positivamente.
Estoy segura que este sacudón económico y social le ha permitido y le permitirá a nuestro país mejorar en muchos aspectos como el de la salud y bienestar ciudadano. Pero aún más en estimular la productividad, reducir barreras para generar empleo, recomponer las prioridades en la provisión de bienes públicos para la competitividad, entre otras acciones para el crecimiento sostenido y sostenible de nuestra economía. Aún hay mucho camino por recorrer.