Casi una década de operaciones cumplieron las autoridades colombianas para capturar al sanguinario narcotraficante, Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”. Era uno de los capos más grandes del mundo y el máximo jefe del “Clan del Golfo”. Casi todo su círculo cercano había caído, pero él seguía siendo esquivo, hasta que sábado 23 de octubre de 2021, fue ubicado y mediante la denominada “Operación Osiris”, se produjo su captura. Muy pocos hombres que participaron en la operación sabían cual era el objetivo hasta el minuto final, cuando un jefe de operaciones comunicó por radio que había caído el poderoso capo alias “Otoniel”.
Desde Bogotá, Caucasia, Montería y Carepa, Antioquìa, despegaron 15 helicópteros artillados de la Policía y del Ejército, hacia al municipio de Turbo, Antioquia. En cuestión de horas fueron desembarcados cerca de 800 hombres de fuerzas especiales que se dividieron en pequeños grupos de 10 soldados acompañados por un hombre de inteligencia y otro de la Policía Judicial, que conocían detalles de la vida, cotidianidad y costumbres del capo.
Casi a las tres de la tarde cayó alias “Otoniel” y así las autoridades acabaron con la carrera criminal de más de 30 años de este sanguinario hombre que a pesar de su inmensa fortuna, vivía como un animal de monte en medio de la selva.
“Otoniel” fue encontrado por los comandos sediento, arrastrándose entre los matorrales, desarmado, sin camisa y con botas de caucho en la vereda La Pita del municipio de Turbo. “Yo soy Otoniel, no me maten, no me maten, respéteme la vida”, fueron sus primeras palabras al sentirse rodeado por la fuerza pública.
Alias “Otoniel” es responsable del asesinato selectivo de 28 policías que habían trabajado hombro a hombro en su persecución, entre ellos el intendente Edwin Guillermo Blanco, asesinado por sus hombres en medio de la “Operación Osiris”.
“Otoniel” fue subido en medio de un gigantesco despliegue de hombres en un helicóptero Black Hawk y enviado a Carepa, Antioquia. El capo reconoció que le respetaron la vida e hizo un breve relato de lo que pasó. “Yo escuché los helicópteros, y me voy por pura precaución. Soy fuerte en la maraña y por eso dejé las mulas y me metí allá. Empecé con seis hombres, me quedé con dos, y busque y busque salida, pero nada. Pasé toda la noche y toda la mañana, pero me llegaron”.
Los Comandos de Fuerzas Especiales tenían la mira sobre el capo apoyados desde el aire por un sofisticado helicóptero con la última tecnología visual en alta definición que pueden detectar la imagen y el calor de una persona a kilómetros de distancia.
Alias “Otoniel” fue ubicado entre la maraña y de inmediato se estableció un cerco de ubicación en un área de 3,5 kilómetros a su alrededor, en la cual se desarrollaron simultáneamente 15 operaciones de asalto, para contrarrestar la capacidad bélica, estructural y logística del cabecilla.
La casa con techo de madera y paredes de ladrillo, donde se escondía alias “Otoniel”, solo tenía dos habitaciones, una para él y la otra la compartían sus lugartenientes. Estaba adecuada con una nevera llena de comida, víveres, paquetes de dulces y galletas sin azúcar. Según fuentes de inteligencia, ‘Otoniel’ padecía diabetes, enfermedad que le ha ocasionado problemas renales y que le impedía movilizarse plenamente.
Las autoridades colombianas ofrecían 3.000 millones de pesos y las estadounidenses, hasta 5 millones de dólares por él hombre que inició su vida criminal a los 16 años, en el Ejército de Liberación Popular (Epl), una guerrilla que se desmovilizó en 1991, cuando él tenía unos 19 o 20 años.
Contra alias «Otoniel» pesan más de 120 procesos abiertos por todo tipo de crímenes y una circular roja emitida por Interpol por homicidio múltiple agravado, secuestro múltiple agravado, secuestro y concierto para delinquir.