Para que no me malinterpretan, quiero clarificar que soy amigo de los animales y que en mi casa en Portugal tenemos mascotas e inclusive adoptamos y cuidamos los animalitos que abandonan en la puerta de nuestra casa.
Desde la antigüedad la domesticación de animales hace parte de nuestra humanidad. Si hacemos una retrospectiva histórica la mayoría de domesticaciones tanto de animales como de plantas comienzan en el Neolítico, un periodo histórico que se inicia hace más de 10.000 años.
En él, los cambios climáticos propiciaron que las poblaciones humanas comenzasen a ser sedentarias. Durante este período, el hombre necesitaba una fuente tanto de carne como de vegetales que no requiriese de continuos desplazamientos y que estuviera, en cierto sentido, garantizada. Así que el origen de las mascotas se remonta a la prehistoria, en los inicios de la domesticación de animales. En el caso de perros y gatos, de la captura de cachorros salvajes se llegó a la actual selección de razas, tan alejadas de la especie original.
En las últimas décadas los canes pasaron de ser animales con una función determinada a ser compañeros de vida, miembros de la familia y parte de la cuenta bancaria. En varias partes del mundo ya hay más animales de compañía que menores de 14 años, en otras ciudades hay el doble de posibilidades de cruzarse con una persona paseando a un perro que con una pareja con carrito de bebé. Estos números preocupan no solamente en España como en el mundo entero.
Mirando a nuestra Patria se estima que en los últimos 5 años el mercado de mascotas ha crecido alrededor de un 84,9% en Colombia. También ha crecido el gasto en accesorios, suplementos y servicios de salud y bienestar para animales. En cuanto a eso, la natalidad va disminuyendo considerablemente asistiendo a un progresivo y rápido envejecimiento poblacional.
La mascotización de la sociedad y familias es un hecho. Un estudio, elaborado por la Universidad del Rosario en coordinación con Cifras y Conceptos y El Tiempo, asegura que «el 49% de los jóvenes tiene mascotas y solo un 36% tiene hijos, lo cual evidencia de que los jóvenes entre 18 y 32 años en el país prefieren tener animales que ser padres». Se podría decir que esa es una tendencia mundial que en Colombia se viene confirmando. Hace un tiempo, la Revista Semana publicó como según “el termómetro de la familia”, realizado anualmente por la Universidad de la Sabana, el 59% de los colombianos no quiere tener hijos, y en caso de que ya lo tenga no quieren tener más.
Son datos que nos deben hacer reflexionar y pensar que, a medio y largo plazo, viviremos en una sociedad envejecida, y se sigue esta tendencia, las consecuencias socioeconómicas serán desastrosas.
Las mascotas no tienen la culpa, y cuidémoslas como se lo merecen y con sentido de responsabilidad. Los Estados deben desarrollar políticas de apoyo socioeconómicas en las cuales los jóvenes no tengan miedo de ser progenitores y brindarle a las futuras generaciones garantías que les permita tener todo lo necesario para formar familia. Si seguimos en esta preocupante tendencia demográfica, algún día el ser humano dejará de ser la raza dominante.