Cuando falten 5 minutos para finalizar el año 2022 y en los primeros cinco minutos en los cuales celebramos la llegada del año nuevo, esos son, sin lugar a duda, los 10 minutos más bellos y más bendecidos de la humanidad.
En esos 10 minutos entre abrazos y formulando los mejores deseos a los que nos acompañan, estaremos demostrando que sí es posible un mundo mejor. En esos 10 minutos que dictan la despedida del año que se va y la bienvenida al año nuevo que llega se producen por metro cuadrado sentimientos y deseos tan nobles que ojalá se cumplieran y replicaran todo el año. Son los 10 minutos más pacíficos del año donde se demuestra que si quisiéramos, nuestro mundo y sociedad serían totalmente diferentes.
En esos maravillosos 10 minutos deseamos a todos un año nuevo en el que hagamos una apuesta por el amor, tanto a los más próximos, a los que tantas veces tendremos que disculpar y perdonar, como a los que no están tan cercanos, especialmente los más necesitados de nuestra sociedad, los más necesitados de amor y de lo más necesario para vivir, para que siempre seamos solidarios y buenos samaritanos que les tendamos nuestra mano para auxiliarlos. En la mano del hermano necesitado nos vamos a encontrar siempre con la mano de Dios.
Nuestro deseo de un feliz año nuevo debe ser y debe suponer para todos un compromiso de poner, por nuestra parte, cuanto esté en nuestras manos para contribuir a que los demás sean un poco más felices, dejando que el Dios que ha nacido entre en nuestra vida y nos transforme según su voluntad y ayudando a que otros descubran la llamada del mismo Dios en la suya y lo dejen entrar para que le puedan seguir. Para eso es necesario que abandonemos nuestra soberbia, nuestros odios, resentimientos y rencores para amar misericordiosamente como Dios nos ama y así iniciar un verdadero proceso de paz que solo puede desarrollarse con familias y sociedades reconciliadas y perdonadas.
El Año Nuevo es un día especial para la Iglesia y para el mundo cuando celebramos la fiesta de María, Madre de Dios, y la Jornada Mundial de la Paz. Continuamos enfocándonos en las bendiciones de la venida de Cristo al mundo y el mensaje de Esperanza que trae a nuestra vida en medio del sufrimiento, las luchas y las incertidumbres.
Es una ocasión para dar gracias en Jesús, el Emmanuel – Dios está con nosotros – para acompañarnos en medio de los desafíos que enfrentamos, por el don de un nuevo año y una preciosa Madre en María para consolar e interceder por nosotros durante todo el año. Es la manifestación de la fidelidad de Dios para que podamos tener la gracia de abrir nuestros corazones no solo para nuevas ideas, resoluciones y posibilidades, sino para recibir el regalo más grande que Dios ofrece y que es la fuente de todas las bendiciones.
Además, el Año Nuevo significa también vivir una nueva vida y una nueva forma de anunciar el Evangelio. Si es necesario, es posible que necesitemos reiniciar y reexaminar nuestras prioridades, y recalibrar la dirección de nuestra vida, para que cada persona de buena voluntad pueda ser un instrumento de la gracia de Dios, precursor de esperanza y constructor de paz en nuestro mundo atribulado y especialmente para aquellos que más necesitan el amor, la compasión y el cuidado que solo Dios puede dar.
Que esos 10 minutos llenos de felicidad y bendiciones puedan replicarse en tantos momentos a lo largo del año en todo el mundo. Que Dios les conceda a todos un bendecido año 2023, y que no sean solo 10 minutos.