Setenta y un años y seis meses después del trágico accidente en la loma de La Venera, donde perdió la vida Eduardo Lora Castro, falleció en San Juan Nepomuceno, Bolivar, el último sobreviviente de aquel fatídico suceso: Héctor Romero Buelvas.
El accidente, inmortalizado en una elegía por Andrés Landero, el rey de la cumbia, quedó grabado en la memoria popular. En su crónica cantada, Landero hizo llorar su acordeón y narró con precisión el insuceso, apoyándose en el precepto de San Francisco de Asís: «ver para creer, lo digo porque lo vi tendido en la carretera». Así, el acordeonista describió el momento en que Eduardo Lora quedó sobre el piso tras el accidente.
El hecho ocurrió el 19 de marzo de 1953, después de salir de San Juan Nepomuceno. Héctor Romero Buelvas, nacido en El Carmen de Bolívar en 1936, iba tocando en su acordeón el tema «La Molinera», de Rafael Escalona, cuando el Jeep Willys, modelo 1951, se volcó. El vehículo era conducido por el sargento Vásquez, originario de San Jacinto y entonces alcalde de El Carmen de Bolívar, quien se dirigía a Cartagena de Indias para cobrar un premio de la Lotería.
A bordo del jeep viajaban también Julio Landete, conocido como El Yullero, y un cajero. Curiosamente, Andrés Landero, invitado a formar parte del grupo, llegó tarde a la cita y se salvó del fatídico accidente. Héctor Romero Buelvas, por su parte, fue hospitalizado durante un mes debido a las heridas que sufrió.
Con la muerte de Romero Buelvas, no queda ningún testigo vivo de aquel día que la música y la tragedia se encontraron en la carretera. Hace dos años, lo entrevistamos para la serie Suene la Música de Telecaribe, en el capítulo dedicado a la muerte de Eduardo Lora.
Entre los recuerdos de la tragedia, queda una frase que Toño Fernández lanzó y que Adolfo Pacheco no olvida: «Eduardo Lora murió porque, cuando el jeep se volcó, se agarró de la guacharaca».
Con la partida de Héctor Romero Buelvas, se cierra el último capítulo de esta dolorosa historia que aún resuena en los ecos de la cumbia.