Logros significativos en la gestión administrativa y tensiones políticas han puesto en jaque la estabilidad del gobierno Turbay como alcalde de Cartagena de Indias. Mientras el mandatario se afianza como un líder eficiente y cercano a la ciudadanía, las luchas internas, sobre todo con el grupo político de los Blel, amenazan con empañar su segundo año en La Aduana.
Uno de los aspectos más destacables de la gestión de Turbay ha sido su relación con el Concejo Distrital, que ha sido clave para su primer año exitoso. El alcalde logró la aprobación unánime de varios proyectos de gran impacto, como la creación de la Secretaría de Turismo, el Instituto Comunal, y un crédito de $60.000 millones para mejorar la infraestructura en la zona corregimental.
Este dinamismo en la gestión administrativa ha sido uno de los pilares de su popularidad, reflejada en su elevada aprobación por parte de los cartageneros, que lo posicionan como uno de los mandatarios más respaldados del país. En diciembre, sancionó seis proyectos claves, entre los que se destaca el presupuesto general para 2025 de $3.9 billones.
Además, su cercanía con las comunidades y la ejecución de obras visibles le han asegurado una aceptación popular notable. Las mediciones de Guarumo y Ecoanalítica muestran que Turbay mantiene buena aprobación a pesar de una leve caída en comparación con mediciones previas. Esto refleja el reconocimiento de su gestión, basada en resultados concretos.
No obstante, no todo ha sido positivo para Turbay en su primer año. Las tensiones con el influyente grupo político de los Blel, que lo apoyó en su campaña, comenzaron a aflorar en septiembre, cuando el alcalde cuestionó públicamente al alcalde de la localidad 2, Alexis Valerio Paria, por presuntos sobrecostos en un contrato deportivo. Este episodio marcó el inicio de un conflicto que escaló rápidamente, afectando las relaciones con otros miembros del gobierno departamental, como el gobernador Yamil Arana, también aliado de los Blel.
Estas fricciones políticas han puesto en evidencia las debilidades del gobierno de Turbay, principalmente en la gestión interna y la comunicación. En particular, un episodio desafortunado con una turista cucuteña, que fue mal manejado en términos de comunicación, generó críticas sobre la falta de transparencia y la gestión de la información en su administración. Además, las renuncias de figuras claves de su gabinete, como la secretaria de Hacienda, María Camila Salas, y el director de Salud, Álex Tejada, refuerzan la percepción de que las luchas internas amenazan con desgastar su liderazgo.
Con un respaldo popular considerable, Turbay se enfrenta a un segundo año lleno de desafíos. Las tensiones con los Blel, junto a la incertidumbre sobre la elección del nuevo Contralor Distrital, podrían complicar aún más la gobernabilidad. Sin embargo, la capacidad de Turbay para gestionar proyectos de gran envergadura, como la ejecución de un crédito millonario y el desarrollo de la obra del Malecón del Mar, será clave para mantener su liderazgo.
Así, aunque el primer año de Dumek Turbay ha sido marcado por un saldo positivo en términos de gestión administrativa y popularidad, las turbulencias políticas internas serán, sin duda, uno de los mayores desafíos en su futuro. La incertidumbre política y la necesidad de consolidar alianzas se perfilan como factores decisivos para su éxito en los próximos años.