Fue en Hatico, Fonseca, La Guajira, en la tumba del rey vallenato Luis Enrique Martínez, mientras firmábamos el acta del documento del PES Vallenato —que buscaba declararlo como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Nación— cuando sucedió todo.
Yo estaba muy triste, pensando en la música sabanera. Más aún cuando alguien del público reaccionó violentamente en el momento en que el relator mencionó la palabra «porro».
- —¡El porro no tiene nada que ver con el vallenato! —gritó.
Fue entonces cuando el maestro Rosendo Romero me puso la mano en el hombro y, con ese gesto afectuoso que no dejó en ningún momento, me dio un paseo conversado por la tarde, que me recargó las baterías.
Sin apartar la mano de mi hombro, me dijo:
—No estés triste, Poncho. Nosotros, la élite vallenata, sabemos quién eres, lo valioso que eres para la cultura del Caribe, y tienes todo nuestro respaldo.
Como miembro del PES Vallenato, desde el comité de seguimiento, tenemos un grupo de WhatsApp donde siempre deliberamos y, a veces, nos ponemos cascaritas. Quien pisa la cascarita, se vuelve loco.
Puedo decir que tener un amigo vallenato es una fortuna. Esa actividad del PES Vallenato me ha acercado mucho al género y a todas sus manifestaciones. Los vallenatos —una palabra que se extiende como la verdolaga en playa por un inmenso valle que va mucho más allá de Valledupar y que ha llegado a los confines del mundo— son grandes enamorados de la sonoridad sabanera.
Andrés «El Turco» Gil e Ismael Rudas hacen notas elogiosas de las tonalidades menores.
- En Caimito, Rosendo expresó que si él fuera el autor del porro Fiesta en Corralejas, estaría de gira permanente por el mundo.
- Poncho Zuleta asegura que toda la geografía musical del país pasa por San Jacinto y que La Hamaca Grande es un tatequieto a una vieja discusión.
- El mismo Rosendo Romero ha escrito en su TBT que El Mochuelo, de Adolfo Pacheco, es una canción extraterrestre.
Soplan vientos de unidad y hermandad, lo mejor para todos, siempre conservando los estilos de las culturas locales, como defiende la UNESCO.