En lo profundo del oriente de Caldas, entre montañas verdes y ríos cristalinos, se alza el corregimiento de Arboleda, en Pensilvania, una tierra de encanto arriero y campesino. Allí, en la vereda El Recreo, una noble iniciativa de la Policía Nacional transformó no solo la apariencia de la Institución Educativa Pablo VI, sino también el corazón de su comunidad.
Guiados por el compromiso con el bienestar y la educación, el subintendente Jorge Luis Rueda Mejía y su equipo de la subestación emprendieron un recorrido de 35 minutos en moto desde el casco urbano hasta la escuela rural. Con brochas, guadañas y una firme convicción de servicio, los uniformados se dispusieron a embellecer la sede educativa, renovando su fachada y mejorando los alrededores con recursos propios y apoyo del rector Jorge William Suárez.
El ambiente se impregnó de esperanza y alegría cuando, además de la jornada de embellecimiento, los policías sorprendieron a los seis estudiantes de la institución con la entrega de kits escolares. Cuadernos, lápices y sacapuntas pasaron de manos solidarias a pequeñas manos ansiosas de aprendizaje. Cada elemento simbolizaba un mensaje de respaldo y confianza en el futuro de estos niños y niñas.
«Es gratificante ver el compromiso de nuestros policías con la comunidad educativa. Más allá de su labor en seguridad, nos demuestran con acciones como esta su sentido de pertenencia y humanismo», expresó con emoción el rector Jorge William Suárez.
El eco de esta jornada no solo se reflejó en las paredes recién pintadas o en la alegría de los pequeños, sino en la reafirmación de un vínculo inquebrantable entre la Policía y la comunidad. En cada pincelada y en cada sonrisa compartida quedó grabada la esencia de una institución que, más allá de velar por la seguridad, extiende su mano solidaria para sembrar esperanza y futuro en las regiones más apartadas del país.
Con este tipo de iniciativas, la Policía Nacional sigue demostrando que su labor no solo se mide en operativos y patrullajes, sino también en gestos de cercanía que transforman realidades. Porque proteger es también embellecer, y servir es, sobre todo, construir un mejor mañana.