La candela política en Cartagena volvió a encenderse. Después de muchas evasivas, tutelas y silencios administrativos, el director de Distriseguridad, Jaime Hernández Amín, tuvo que pagar $1.207.860 de multa por conducir motocicletas institucionales sin licencia.
La historia comenzó cuando el concejal de oposición Javier Julio Bejarano denunció con pruebas en mano —videos y documentos— que Hernández Amín, en varias fechas de este año, conducía motos oficiales en operativos pese a no tener el documento obligatorio.
El concejal no se tragó la respuesta dilatoria del director del DATT, José Ricaurte, quien se escudó en tecnicismos para no responder de fondo. Bejarano insistió en que su actuación no era como “quejoso”, sino como concejal en ejercicio de control político. Finalmente, el Juzgado Octavo Penal Municipal de Cartagena, con funciones de garantías, le dio la razón y ordenó al DATT contestar en 48 horas.
La presión surtió efecto. El pasado 29 de agosto de 2025, a Hernández Amín le impusieron comparendo por la infracción D01: “Guiar un vehículo sin haber obtenido la licencia de conducción correspondiente”. El funcionario aceptó la falta y pagó la sanción completa: $1.207.860.
El caso deja en evidencia una realidad inocultable: mientras a los ciudadanos de a pie se les persigue con sanciones, retenes y operativos, los funcionarios del alto gobierno se creen intocables. Hernández Amín, encargado nada menos que de la seguridad de la ciudad, terminó atrapado por la misma ley que debía hacer cumplir.
El concejal Bejarano, en solitario, destapó la olla: “Aquí se sanciona a los motociclistas con todo el peso de la norma, pero el director de Distriseguridad andaba campante sin licencia. Esa es la Cartagena del doble rasero”.
Hoy el director pagó la multa. Pero lo que no se paga tan fácil es la pérdida de autoridad moral, porque ¿Cómo exigir respeto a la ley cuando eres el primero en violarla?
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Cartagena arde entre funcionarios que se creen por encima de la norma y una oposición que, aunque solitaria, demuestra que la verdad siempre termina saliendo a flote.



