Veintiocho descendientes y un cura son las voces que, junto con la propia, hilvanan «La historia (privada) de la violencia», libro de Otty Patiño, que ofrece una reflexión colectiva de la crisis colombiana de mediados del siglo XX.
Investigación rigurosa no un manual de historia;, es un aporte que confronta lo sabido, lo intuido o no conocido con la visión de los hijos o parientes de los protagonistas del convulso periodo de 1945-1953, raíz de los conflictos, exclusiones y odios de hoy.
El autor, exconstituyente y excomandante del M-19, anota que al elaborarlo hubo “revelaciones que le movieron el piso, se jugó sus verdades, miedos y broncas acuñados durante el tiempo en que vio la vida, la historia y el país como un campo de batalla entre amigos y enemigos, buenos y malos”.
Los hechos, con antecedentes y consecuencias, transcurren en ocho años dominados por el eterno y alternado monopolio liberal-conservador, el poder excluyente bendecido por el clero y garantizado por militares actores de la cruel guerra no declarada y sus miles de muertos por los que nunca nadie pidió perdón.
El fascismo político tardío y el dogma anticomunista predicado por el clero en los púlpitos, se evidencian en el período abarcado en cuatro momentos signados por conflictos entre jefes de cada bando –“los ismos” y las alianzas interpartidistas, los militares adeptos a unos y otros, traiciones y fanatismo: la polarización extrema y violenta.
Patiño analiza:
1- La Caída: la frustración del proyecto modernizador de Alfonso López Pumarejo (1934-38) obligado a renunciar en su segundo periodo -julio de 1945- luego del intento del golpe de estado cívico militar en Pasto.
2- El Magnicidio: el asesinato de Gaitán y del liberalismo popular ante la claudicación de los oficialistas que se doblegan ante el presidente Ospina.
3- El Levantamiento del pueblo liberal, las guerrillas del Llano enfrentados a los “chulavitas”-paracos de la época- y el ejército.
4- El Golpe: La dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) legalizada por la constituyente presidida por Ospina Pérez, validadora del derrocamiento de Laureano Gómez y de la amnistía y el desarme a los guerrilleros.
El autor no impone su visión, documenta y opina como lo hacen desde su perspectiva las 29 voces que invitan al lector a razonar sobre las raíces de los miedos y la violencia que heredamos y necesitamos derrotar.
Hay preguntas y múltiples respuestas; unas son evasivas, otras conmueven ¿Quién mató a Gaitán? Los descendientes dan su apreciación y culpan al otro. ¿La CIA? ¿La KGB? ¿Los laureanistas? ¿El gobierno? ¿Los liberales?
Ante la clara división y confrontación de familias que hoy tienen dominio, ¿existió o no una oligarquía: el pequeño grupo que es dueño del poder?
Es un libro “para que los jóvenes conozcan estos fatídicos años, se asombren y la historia que tienen que cambiar la miren con ojos limpios y libres”