En Colombia hay genocidio, cuya definición es “Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”. Aquí asesinan sistemáticamente por motivos políticos entre otros, donde hasta la más simple de las libertades, que es la de expresión, va cargada de amenazas implícitas o directas a quienes la ejercen, enarbolando la defensa de los derechos sociales y comunitarios.
Hay que decir que las FARC no se han desmovilizado y que continúan en su periplo de asesinatos sistemáticos y selectivos de la mano de su negocio macabro: narcotráfico. Expresarse es colocarse en la mira de los narcotraficantes que conjugan sus intereses con la política y devastan al país.
El país debe asumir que hay un subregistro descomunal de asesinatos de líderes, quienes pasan camuflados por riñas e incluso asuntos pasionales. La verdad es que a través de los años son miles, los que han caído bajo las balas asesinas de un grupo u otro, de derecha y de izquierda, pero todos con el común denominador del narcotráfico, que por los siglos ha financiado el conflicto colombiano. Si lo que buscamos son culpables, se señalan como victimarios “el ELN, el EPL, disidentes de las FARC-EP, grupos de seguridad privada y la fuerza pública” según Mariana Delgado, del portal Distintas latitudes.
Masacres es lo que ha habido en Colombia, destacándose por el impacto las de Bojayá, la del club El Nogal en Bogotá, amén de las causadas por el terrorista Pablo Escobar, pero caemos en el error al creer que eso en número de muertos ha pasado y no es así. Los muertos por causas políticas y de libertad de expresión continúan cayendo.
En 2018 hubo un aumento de asesinatos en Colombia, con respecto al 2017, siendo asesinadas 33 personas diarias en promedio y un total de 12.130 personas asesinadas, arrojando un aumento del 6.7% según medicina legal. Es cierto que no todos son por motivos políticos, pero es real que faltan muchas, por reseñar con su verdadero rotulo, porque en Colombia, cuando hay muertos políticos, se corre a decir que es por líos pasionales, y sacan el conflicto que tuvo la victima con su novia cuando tenía 10 años de edad y listo, ese es el verdadero motivo.
Hay que hablar claro y es que el estado no garantiza de manera absoluta la expresión y defensa de los intereses comunes que enarbolan los líderes políticos del país, ya sean de derecha o izquierda. No lo garantizan y de allí que las FARC siguen asesinando y en su narconegocio, al igual los paramilitares y muchos “políticos” quienes tras el negocio confabulado de saquear arcas del estado, hacen alianzas con uno u otro de acuerdo a sus conveniencias y parten “la torta” bañada de sangre
En 2017 la producción de cocaína, alcanzó un record mundial, según la ONU, impulsada por Colombia que produce el 70% de la coca del planeta. Eso deja su huella, en el magnicidio que ocurre en el país.
“Para 2018, la Defensoría del Pueblo denunció el asesinato de 164 líderes y lideresas sociales, cifra que se suma a los 126 asesinatos de 2017 y a los 133 de 2016, registrados por esta entidad” Aclarando que los de izquierda, creen que los únicos que caen en este magnicida país, son los de su ideología, y se equivocan, porque los de derecha y hasta centro que son asesinados, se dan por miles y al parecer no cuentan.
Mire a ver: Sergio Monterroza, candidato al concejo de Sincelejo, número 2 por el Centro Democrático sería oxígeno para la Corporación.
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