Un demonio es una fuerza sobrenatural perturbadora. Bueno, así nos está aterrorizando la Covid-19, que, por no tener un fármaco o cura, el virus nos puede matar en cuestiones de días. En apariencia es una simple gripa, convertida en mortal, agravado por su fácil transmisibilidad que, en cadena, va aniquilando al otro, al otro y al otro, sobretodo, si la persona tiene defensas bajas.
Esto es serio porque infecta a niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, en clima frío o caliente, sin distingo de estratos. Los expertos indican quedarnos en casa para dejar morir con el paso de las horas a la peligrosa molécula.
Tanta tecnología, inversiones en armamentos, equipos médicos costosísimos, robo al erario, aquí todos somos iguales, buenos o malos para contener el riesgo sin precedentes.
La Covid-19, veremos día a día su poder de destrucción y con el bicho, continúan nuestros otros demonios, siendo la corrupción el principal, tan es así, que, con esta crisis humanitaria, más de un poderoso buscará la forma de sacar provecho, hurtando de nuevo al Estado, la plata de todos.
Este virus desnudó la fragilidad del sistema de salud, ausencia de equipos respiratorios, UCI que hace rato debíamos tener instalada en los principales centros hospitalarios, su reacción se desvanece ante una posible arremetida de la enfermedad que tiene en jaque al mundo, también a nuestros médicos, primera línea de defensa; el hacinamiento del sistema carcelario queda expuesto de infectar masivamente a la población reclusa, por ende a sus familiares y personal del Inpec, hoy, hecho realidad; de saber domar la red, ha sido mal utilizada para destruir personas, es hora de cambiar su uso debido, cual es la de informar y entretener; qué decir del abandono del campo, impidiendo garantizar seguridad alimentaria a bajo costo, con amplia cobertura en calidad y variedad.
Nos hacen falta los 50 billones de pesos anuales extraídos de los dineros públicos robados por cuadrillas de expertos que esperan nuevas leyes para hacerles trampas y engañar a los órganos de control, inclusive, corromperlos, ya deben estar listos para burlar el Secop 2, por lo menos, se asoma una falencia en este nuevo sistema de contratación pública, viendo que todo el proceso de licitación se hará de forma virtual, obligando aportar escaneados la documentación y soportes de los proveedores, usuarios, compradores, limitando el accionar del ente territorial para verificar datos de los mismos, resolviendo a contra reloj, posiblemente habrá mucha documentación falsa, fraudulenta, metiendo el gol contra postulantes que no viven en los municipios contratantes.
¿Cómo controlar ese proceso? Es un verdadero demonio, se burlaron en el pasado, se hará nuevamente, situación que disminuye los dineros destinados para cubrir necesidades básicas de las comunidades más vulnerables, convirtiendo en otra deuda histórica a cargo del Estado.
En fin, son problemas perpetuos que en estos momentos hay que resolver para contener la Covid-19, eficazmente, allí es donde revientan los ayayai’s. Esperamos que esta crisis humanitaria genere conciencia colectiva para no seguir haciéndonos el harakiri, sino, al final del túnel, tendremos una sociedad graduada en perversidad, experta en bajos instintos y carente de sentimientos mínimos de solidaridad. Aún así, somos más los buenos, encontrándose mandatarios regionales que aspiran ser excelsos en sus gestiones. Así sea.