Mañana 3 de noviembre Estados Unidos decidirá quien gobierna en el próximo periodo. Siempre ha existido la ilusión de alternativa, republicanos o demócratas y elecciones indirectas en las que los ciudadanos votan, pero la participación ciudadana no resulta decisiva ni determinante.
Durante las elecciones del 2016, la candidata demócrata H. Clinton obtuvo casi tres millones más de votos en comparación al republicano D. Trump, sin embargo, Trump fue electo por los colegios electorales. Este fenómeno se ha manifestado solo en cinco ocasiones a lo largo de la historia.
En las próximas elecciones ambas opciones, Biden o Trump proponen como eje central el estímulo a la economía a través de la protección del aparato productivo nacional, es decir, que ambos candidatos sugieren en sus propuestas que el nacionalismo puede ser clave para la recuperación económica de EEUU, políticas proteccionistas que sin duda desestimularan el comercio internacional.
Los debates han sido muy pobres de contenido, las diferencias más notables entre ambos candidatos giran en torno al manejo de la pandemia, Trump prioriza la recuperación económica por medio de la reapertura y la promesa de distribución de la vacuna en las próximas semanas, mientras Biden se muestra más sensible y realista en ese aspecto y propone aplicar más inteligencia al control de la pandemia y creación de la vacuna como lo están intentado los países europeos.
La complejidad del proceso electoral, la pandemia, el malestar social y el daño que ha sufrido la economía global introducen mas incertidumbre a estas elecciones, el presidente actual insinúa que de no ganar las elecciones no aceptaría el resultado es decir que no habría un traspaso pacifico del poder.
La posibilidad de que Trump sea derrotado y se niegue al traspaso de poder constituye el peor de los escenarios posibles, escenario que de materializarse le haría eco a su profecía de crisis económica, puesto que aumentan las probabilidades de deteriorar con mayor severidad y celeridad la economía global, se carecería de claridad a nivel gubernamental, solo se añadiría más incertidumbre y tensión en materia geopolítico-económica.
Los otros dos escenarios serian el triunfo de Biden con traspaso pacifico de poder o la permanencia en el poder de Trump. Ninguno de estos dos escenarios es muy distinto en materia de política económica puesto que ambos promueven el nacionalismo y priorizan la producción nacional y la restricción comercial.
El reto seguirá siendo la lucha contra el Covid-19, la llegada de la vacuna podría repuntar la economía y flexibilizar las políticas proteccionistas. La competencia entre las potencias y diferentes actores del sector farmacológico prevalece sobre la cooperación, fenómeno que entorpece la consecución del resultado y vulnera la calidad de la solución.
Independientemente de la elección presidencial, EEUU es el principal socio comercial de Colombia y varios países latinoamericanos, las políticas proteccionistas afectaran las exportaciones de las economías emergentes.
Como ejercicio prospectivo podríamos pensar sobre las consecuencias inmediatas que traerían los distintos escenarios posibles:
Si tenemos en cuenta que cuatro años atrás Trump sorprendió ganando las elecciones gracias al apoyo de los colegios electorales, es posible que ese apoyo permanezca hoy en día lo cual podría influir notoriamente en la reelección de Trump.
Los colegios electorales solo han ido en contra del voto popular en cinco ocasiones, es un gran poder para tan pocas personas, poder que representa una fisura para la democracia, probablemente no querrán abusar de este poder porque seria rechazado por el pueblo estadounidense y se reavivarían las intenciones de modificar el artículo de la constitución que los ampara.
En el caso de que exista una transición de opinión y apoyo de estos colegios electorales hacia la política demócrata, podría ganar las elecciones J. Biden, quien además por diferencia significativa tiene ventajas en el voto popular y electoral según las últimas encuestas. La realización de este escenario sería rechazada por el presidente actual, quien se resistiría a traspasar su poder a Biden, este escenario es el que mas riesgo incorpora a la economía global.
La tercera opción y el escenario menos probable seria que gane Biden las elecciones y Trump acceda sin ningún tipo de conflicto o maniobra perversa a entregar el poder.
La polarización de este país en materia política es muy alta, ha habido varias protestas violentas durante este año y la realización de cualquiera de los dos escenarios más probables podría derivar en mas protestas e inestabilidad. Si bien ambas posibilidades traerán conflicto, sería mucho más agudo y severo el triunfo de Biden y el sucesivo rechazo de Trump.
La coyuntura actual es muy compleja y atípica lo que disminuye la confianza que se pueda tener de las encuestas previas, es claro que el pueblo de EEUU esta hastiado del racismo y la xenofobia y dos de los estados más influyentes son la Florida y Pensilvania, estados cuya población es en su mayoría latina y afroamericana. En este contexto el voto latino y afroamericano serán decisivos en el proceso electoral.
La elección de Biden sobre Trump y la negación de este ultimo a transferir sus poderes sería el detonador de lo que ya es una tormenta perfecta, sumariamos al escenario global de pandemia, recesión e inestabilidad geopolítica un conflicto interno en la principal potencia del planeta, y consecuentemente los intentos de intervención de países poderosos y regiones económicas con poder.
Esta tormenta es previsible y tiene el potencial de crear y magnificar los estragos en la economía global y en la relaciones internacionales, tengamos en cuenta que los mercados internacionales ya han empezado a manifestar su rechazo hacia la exuberancia irracional de los precios y además los niveles de contagio por coronavirus están experimentando nuevos máximos históricos a nivel global, como si fuera poco, siguen las protestas violentas motivadas en parte por el uso excesivo de la fuerza y autoridad en contra de la población afroamericana.