Empezaré estas líneas hablando de una herramienta reparadora que nos ofrece la ley 134 de 1994 con la cual contamos los colombianos para ejercer el control y garantizar la eficacia de los actos del Estado, la revocatoria del mandato es un derecho político por medio del cual los ciudadanos pueden dar por terminado el mandato que le han conferido a un gobernador o a un alcalde y sólo aplica para estos, puesto que el mecanismo está diseñado para defender el voto programático. En consecuencia podemos y estamos en todo el derecho de exigir que éstos sean retirados de sus cargos cuando existe insatisfacción general de la ciudadanía frente a la labor del mandatario o se presente incumplimiento en el programa de gobierno, desafortunadamente ambos casos nos mueven en Cartagena, aunque creo que la ciudad ha pasado por tantas y tantas crisis que una revocatoria sería no sólo traumática, sino humillante, pero son estos los mecanismos que la democracia y el sistema nos ofrecen.
Esta peculiar administración hasta el momento ha transcurrido con penas y sin glorias, Por más que el comité de aplausos que se paga con nuestros impuestos afirme lo contrario. Señores comportarse como una verdulera no es motivo de aplausos y sólo un impensante lo aplaudiría o alguien sin ningún respeto o amor por la ciudad podría incentivar esta conducta.
Es triste pensar que los entes de control hacen de William Dau Chamat un mártir al abrir un juicio disciplinario por sus abusos y maltratos verbales y no por todos los hechos irregulares que se han venido dando a lo largo de estos 11 meses de gobierno.
En Cartagena de Indias se ha pisoteado la Constitución de muchas maneras y la institucionalidad ya quedó como un recuerdo de tiempos idos. Aunque es una gran herramienta y si quienes la promueven llegan a la meta, el paso a seguir no es tan fácil, después de que se reúnan las firmas requeridas deben ser avaladas por la Registraduría General de la Nación y si estas superan el 40% de los votos válidos depositados en la elección del mandatario se expide la certificación que aprueba la convocatoria.
Ya en la etapa revocatoria se debe lograr el 55% más uno de los votos válidos en la elección. Las probabilidades de éxito en este ejercicio no son remotas, pero de todas las que se han presentado en el país sólo una logró el objetivo.
En fin, mientras esperamos que el alcalde Dau por fin aterrice y se dedique a gobernar o que los entes de control hagan lo que les corresponde, Cartagena de Indias sigue a la deriva tenga o no éxito la revocatoria, quedaríamos aun flotando en el limbo administrativo.
Para concluir, la revocatoria es a la elección popular como el borrador al lápiz, que corrige, pero el tachón queda en la hoja. Errar es de humanos por eso el lápiz tiene borrador.