La semana que pasó aprobamos en el congreso la Ley de Alivios Financieros para pequeños y medianos productores del campo colombiano, condonación de intereses y quitas de capital a las deudas vencidas con FINAGRO y el FONSA. Desde hace mucho tiempo no se aprobaba una ley de esta envergadura en materia de alivios para el sector agrícola en Colombia; más de 200 mil beneficiados en un momento crucial, justo en mitad de una crisis donde nuestros productores han sido héroes, garantizando los alimentos para el país, pero que además han sufrido debido a la escasa demanda.
Me siento muy orgulloso de haber sido el ponente coordinador de esta ley que nos da una luz en medio de tanta dificultad, pero al mismo tiempo siento que hay otras acciones importantes que debemos seguir impulsando que permitan realmente aliviar, reactivar y convertir a nuestro campo en un escenario verdaderamente competitivo. Es decir, esto será de gran beneficio para muchos, pero no garantiza que en el mediano plazo los productores que accedan a créditos no se les deba volver a condonar, dado que actualmente atravesamos por una situación difícil y sumado a razones externas a su labor humana terminan perdiendo dinero en cada cosecha.
Abrimos una puerta en esta ley para que de una buena vez pasemos a diagnosticar y buscar soluciones a una situación que debíamos resolver hace mucho tiempo, pero poca atención le hemos prestado, y es que el sector financiero dejó de financiar el campo colombiano. Las malas calificaciones, la falta de legalización de los predios, las crisis del sector que años atrás hicieron imposible que nuestros productores saldaran sus deudas y los altos costos de los insumos agropecuarios, han deteriorado considerablemente la solvencia económica de los campesinos. Quienes vienen financiando el campo colombiano son las cooperativas, las agremiaciones y asociaciones que a un riesgo muy alto y por ende con tasas desproporcionadas suministran insumos, dinero en efectivo y hasta apoyo técnico a unos costos que superan el punto de equilibrio en las cosechas, todo esto nos vuelve menos competitivos en un mercado que es cada día más exigente.
Estas organizaciones no son culpables, simplemente se han convertido en actores fundamentales de todo esto, en muchos casos para bien y en otros para mal. Hay que aclarar que por lo menos en el caso de Córdoba, el maíz y el algodón estuvieran extintos si ellos no existieran.
Nuestra ley permite que el Ministerio de Agricultura revise la cartera vencida del sector agrícola con quienes ante la ausencia de un sistema financiero dispuesto a dar la mano a los pequeños productores han apalancado la producción del campo colombiano, también permite que se den algunas soluciones en el mismo sentido de las que se plantean con FINAGRO. A todo agricultor o campesino que se le brinde esta solución y se acoja a este alivio, adicionalmente se le debe dar la oportunidad de ingresar nuevamente al sistema financiero y tener otra oportunidad de producir a un menor costo. Este es el momento, si no conjugamos estas acciones no vamos a salir de este ciclo.
Ya se ha avanzado mucho en la política de agricultura por contrato, creo que ha sido uno de los programas más exitosos de este gobierno, entonces ¿Cómo negarle un crédito a una persona que tiene una garantía del mismo Estado que asegura la comercialización y venta de tu cosecha a un precio sano y sin intermediación? Si condonamos, pero desde el Estado y el sector privado no lideramos acciones definitivas que permitan acabar con este círculo, en 8 años estaremos hablando otra vez de Alivios y esa no es la idea.
Con la sumatoria de acciones y políticas como el programa ambicioso de conectividad (Internet) en las zonas rurales, la ley de emprendimiento que impulsará mucho a los proyectos de transformación de materia prima, el histórico incremento del presupuesto para la construcción de vías terciarias, el beneficio de 0% de renta para la inversión en el campo y el gran trabajo que hace el gobierno por la expansión de los mercados y poder entrar a otros países; sumado a la ley en mención, se convierten en gran parte de la sinergia que necesita el sector para lograr ser mas competitivo, seguro y sostenible.
No es un secreto que falta mucho por hacer, sin embargo, lo importante es no perder el impulso; por eso hay que darles continuidad a las políticas, lograr la integración de las mismas y pronto veremos los resultados. La ley de Alivios financieros tiene que ser una especie de borrón y cuenta nueva que regrese la confianza a nuestros productores y logremos romper la barrera de la agricultura arcaica, riesgosa y poco rentable lo más pronto posible.