El pasado 26 de enero del año en curso, el Sr. Presidente de la República Iván Duque decretó tres días de luto nacional por los más de 50.000 colombianos fallecidos por Covid-19 y coincidiendo con el lamentable fallecimiento del Sr. Ministro de la Defensa, Dr. Carlos Holmes Trujillo García.
Tengo una pregunta ¿si el Señor Ministro no hubiera fallecido de Covid-19, se hubiera decretado luto nacional por los demás colombianos?. De todos modos es un justo homenaje que desafortunadamente pasó absolutamente desapercibido y con indiferencia por la mayoría de la Nación.
Cuando el Sr. Presidente decretó el luto nacional me llamó la atención un aparte del decreto que afirma: “La muerte de más de 50.000 colombianos a causa del nuevo Coronavirus es un hecho luctuoso que entristece a la Nación y que motiva rendir un homenaje que nos lleve a la reflexión sobre el impacto de esta pandemia en nuestra sociedad y nos impulse a mantener las condiciones y el comportamiento adecuado para contener sus efectos”.
Aunque no deja de tener razón, de nuevo me cuestioné ¿Qué iniciativas fueron tomadas para lograr esa urgente toma de consciencia colectiva, ante los continuos actos de irresponsabilidad de muchos ciudadanos que sigan desobedeciendo a las normas de bioseguridad y contagiando hasta la muerte a sus semejantes? La respuesta es ninguna.
Mucho por lo contrario, enlutamos el luto nacional con las absurdas burlas del error de conjugación del verbo querer; enlutamos el luto nacional con los infames comentarios ofensivos y politizados sobre la muerte del Dr. Carlos Holmes, enlutamos el luto nacional siguiendo con nuestra indolencia e indiferencia ante una pandemia que sigue llevándose la vida de los que amamos, enlutamos el luto nacional con los que con su hipócrita demagogia progresista o conservadora se olvidan que por décadas enlutaron este hermoso país sin pedir perdón y sin un acto de agravio o luto por las miles y miles de víctimas de sus cobardes actos delictivos, enlutamos el luto nacional olvidándonos de cuantos derramaron su sangre por el ideal de una patria en paz, justa y reconciliada, enlutamos el luto nacional con la inadmisible y abominable muerte de jóvenes llenos de hermosos ideales y sueños, enlutamos el luto nacional olvidándonos que estábamos de luto nacional hace tanto tiempo.
Juan Sebastián Perilla en su columna de opinión del día 27 de Enero escribe “el hecho lamentable que significó la muerte del Ministro de Defensa y el duelo nacional decretado el mismo día, hace que se interprete el mensaje de forma reprochable. Parecería que todas las demás víctimas del Coronavirus no revisten la importancia suficiente. De ahí que, si la iniciativa era rendir un homenaje a todas las víctimas, el momento debió ser otro”. No puedo dejar de estar de acuerdo con esta afirmación, creo que es el sentir de la mayoría de los colombianos, y sobre todo de los familiares que perdieron sus seres queridos por esta interminable pandemia y, tal vez por eso, se vivió este duelo nacional como si no hubiera existido.
No se trata de disminuir la incansable y loable labor del Dr. Carlos Holmes Trujillo García al servicio de nuestra Nación que será recordado para siempre como insigne colombiano, mucho por lo contrario, se enaltece su legado y amor patriótico y por eso los merecidos homenajes póstumos realizados tanto a nivel nacional como de otras latitudes de nuestro mundo. El Dr. Carlos Holmes Trujillo García amaba su patria y dio su vida por ella, porque dar la vida no es solamente morir, es trabajar apasionada e incansablemente por los ideales que uno cree. Su familia, solo puede tener motivos de orgullo y seguiremos orando por la total recuperación su amada esposa.
Esperemos que en un futuro próximo se decrete una merecida e inolvidable jornada de duelo nacional que involucre toda la Nación, todos los departamentos, alcaldías, sensibilidades políticas y religiosas, con actos y celebraciones solemnes donde toda la ciudadanía participe, dignificando así, la memoria de todos los que fallecieron y regalando el necesario consuelo y fortaleza para las numerosas familias desconsoladas y destrozadas por tan terrible enemigo silencioso e invisible.
Padre Avelino Ferreira Machado
Ordenado Sacerdote el 13 de octubre 1996. Terminó Estudios Teológicos y Filosóficos en la Universidad Católica de Lisboa (Portugal). Licenciado en Teología de la Vida Consagrada en Roma. Fue vicerrector y encargado de la pastoral educativa del Colegio Santa Dorotea de Cali. Actualmente Asesor Espiritual de la Institución Educativa Gimnasio del Rosario y otras instituciones Educativas y del Centro de Neurorehabilitación Fundación San Rafael en Sincelejo.