“El 12 de febrero llega el año del búfalo, el animal venerado en China desde la revolución de Mao, en 1949. Hasta esa fecha, el planeta seguirá encauzando el gong que produjo su amiga, socia, cómplice, aliada, la rata de metal. Este signo, el búfalo, es considerado en China el que representa el orden, la disciplina, el esfuerzo, el trabajo y los cambios sistémicos que tendremos que atravesar. Sabemos que el mundo cambió para siempre. Y es a nivel global. Algo estaba mal en la historia de la humanidad o gran ciclo. Los cambios no serán iguales en cada continente, país, zona, imperio, o en los confines de la Puna. La debacle de la pandemia, la disrupción económica, el cambio de trabajo, empleo, la sustentabilidad, y la sobrevivencia, tendrán tantos matices como los colores de la paleta de Van Gogh, Goya, Leonardo Davinci, Berni o El Bosco”. Ludovica Squirru Dari – Horóscopo Chino 2021.
Se preguntarán por qué empezar una columna con una referencia del Horóscopo Chino, la respuesta es sencilla, me llegó este libro, y como no tengo la costumbre de desechar nada sin antes observarlo, en medio de la observación me atrapó y me enamoré. Así que, si sienten pasión por estos temas, más que recomendada su maravillosa pluma.
Cambios, esa es la palabra clave de hoy. Todos los días estamos sometidos a ellos, solo que sufrimos algunos, a veces imperceptibles, cómo los de nuestras células. Y aunque suene contradictorio, en la mayoría de los casos, somos reacios a ellos, por eso nos cuesta tanto emprender nuestra transformación. Pero no es de preocuparse, hoy, y gracias a todo lo que hemos vivido como especie, la filosofía está volviendo, y con ella llegaremos a grandes reflexiones que nos pondrán en la ruta, de vuelta al equilibrio.
Desde que llegó la ciencia a la humanidad, hemos desestimado a las humanidades, sabiendo que son ellas las que justamente nos brindaron y brindan, sentido y pertenencia, y sin sentido ni pertenencia, por mucho que avance la ciencia, nos costará acoplarnos a ella. ¿Por qué? por su lenguaje altivo y cero próximo, aunque noble en su labor, sino se explica al nivel más básico, será peor que adentrarse en cualquier idioma extinto. Llegó la hora de que la ciencia aprenda de la filosofía, y que no solo se interese en avanzar tecnológicamente y curar, sino también por acercarse en materia de términos a la humanidad, para que además de útil, sea comprensible, cercana y nos enamore a todos.
Volvamos al cambio, para ello me apegaré a lo que compartió de manera magistral el escritor, Francesc Miralles, en su charla de BBVA Aprendemos Juntos, y que podrán encontrar en diversas plataformas digitales. “Para el cambio hay dos estrategias básicamente, y las dos que yo conozco son de las empresas japonesas, y nos pueden servir para nuestra vida cotidiana. Uno es el llamado Kaizen, que es lo que se aplicó en la fábrica Toyota en su momento para conseguir tener los coches con menos fallos del mundo, que es, un pequeño paso cada día en la misma dirección logra mucho más progreso que un enorme esfuerzo en el cual nos vaciamos; por lo tanto, si tú, cada día haces algo por ese plan, por ese sueño, por ese cambio que tu quieres ver en el mundo, y en ti mismo, eso tiene muchísimo poder, porque es acumulativo, eso sería el Kaizen”. La otra estrategia o fuerza es el Chikaizen, de la que surgió el tren bala, que sorprendió al planeta entero desde aquellas primeras olimpiadas de Tokio, que se aplica cuando requerimos cambios radicales. Pero esa se las dejo para que indaguen, en caso de que estén en ese punto de la vida, en el que el giro debe ser dramático.