Es un continuo devenir interpretar ¿cuál es la filosofía de los impuestos? Mirándola subjetivamente parece ser una pregunta con respuesta obvia, pero desde otro ángulo y de manera objetiva vemos que ello depende de la concepción política-monetaria de quien la requiera. Es común ver en nuestro parlamento colombiano, en los gremios, universidades y sindicatos, intensos debates sobre el régimen impositivo, sus pros y sus contras. El estado considera que una verdadera filosofía de los impuestos es aquella que busca obtener de los contribuyentes los recursos necesarios para pagar los gastos de la nación.
Sabemos que los impuestos de renta y el IVA aportan un poco más del 85% al gasto público y mucho más de la mitad de la plática que cae en poder del estado lo aportamos los colombianos del montón, y es por ello, que se considere una infamia que no podamos intervenir en las discusiones impositivas y más cuando producto de la pandemia, la situación se ha convertido en crítica, desesperante y agobiante.
Se observa como la tozudez del gobierno nacional y en muchos casos los regionales, (caso Sucre, con la creación en plena pandemia de la tasa de seguridad y convivencia ciudadana, repudiada por todos los sectores sociales y económicos y sin el visto bueno del partido Liberal en cabeza del expresidente Gaviria), se puedan crear sin consulta popular si se desea o no mayores impuestos, sin importar las consecuencias que ello acarrea cuando los colombianos en su mayoría no reciban los beneficios que dice otorga el Estado en programas sociales y de seguridad.
Es loable las ayudas monetarias que el gobierno está y quiere seguir impulsando, Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Adulto Mayor, El subsidio al trabajo, La devolución del IVA, Matricula 0, Ingreso Solidario, entre otros, pero son políticas micro y lo que la población requiere son soluciones macro que resuelvan el problema de la pobreza extrema que nos agobia, ya que por ejemplo, con la devolución del IVA, Prosperidad Social dice que en el año 2020 “lograron devolverles el IVA a un millón de personas, de esas 700.000 pertenecen a los hogares más vulnerables del programa Familias en Acción y las otras 300.000 son adultos mayores vulnerables que estaban en la lista de espera del programa Colombia Mayor”, y para el 2021 “vamos a llegar a dos millones”.
Sería interesante saber cuánto recaudan y cuanto entregan a cada persona de los citados ya que el gobierno alega que “devuelven más dinero del que quitan pues ocho de cada diez declaraciones acaban con la devolución de dinero para los contribuyentes”.
El Estado debe funcionar con equidad y el máximo de eficiencia tanto en la tributación como en el gasto público. Ella debe ser simple y direccionada a objetivos claros ya que para el pueblo raso, le preocupa que esa eficiencia y equidad tributaria no se aplica y está demostrado en la falta de las innumerables necesidades básicas reprimidas de la población.
En todos los países del mundo, los que ganan más aportarán más, las grandes empresas y el sector financiero entrarían en ese paquete, para los de menor ingreso, las políticas de reinversión de los impuestos deberían ser para las pequeñas y medianas empresas con incentivos para impulsar verdaderas políticas y contrarrestar lo que nunca deseamos que llegase a nuestro país con la “expoliación legal” descrita por el economista Frédéric Bastiat (30 de junio de 1801; 24 de diciembre de 1850), donde insinuaba que los impuestos era una manera de “saqueo legal por parte del estado, constituido en una máquina diseñada para robar”, de manera especial cuando la carga tributaria se elabora y direcciona positivamente hacia el minúsculo 6% del sector social que ejerce el poder en nuestro país y no al 94% de la población que debería ser exactamente donde se aplique la filosofía de los impuestos.
Más grave es la situación cuando el gobierno por intermedio del DANE, nos reporte a la fecha que la pobreza monetaria supera el 66,2%, de los colombianos, un fuerte golpe para los hogares más pobres y vulnerables del país, por culpa de la falta de trabajos dignos y sin bolsas de empleo de manera especial en jóvenes y mujeres.
El Estado tiene la obligación de proporcionar los servicios públicos, de salud, educación, infraestructura, medio ambiente con políticas de redistribución que demuestren efectivamente que los impuestos se utilizan en su filosofía y no van a parar en las manos de la corrupción, gastos inoficiosos, nominas paralelas y burocracia estatal. Lo que verdaderamente le interesa al pueblo colombiano, es que lo puedan involucrar en las propuestas y discusiones y poder señalar donde se deberían invertirán los recursos que piensa recaudar para sus programas sociales, cuando se sabe que la filosofía de los impuestos en su gran mayoría no cumple sus objetivos y más cuando hay intereses personales y partidistas al frente de ellos.
Que quede claro, la filosofía de los impuestos no debe ser de izquierda o derecha, debe ser social.



