La descripción generalizada en un principio del lumpen o lumpemproletariado “proletariado de andrajos o de harapos”, se refería al sector social más bajo de la sociedad, aquel que estaba desprovisto de conciencia de clase, personas degradados socialmente, marginados o no integrados a la sociedad, indigentes, mendigos, prostitutas o delincuentes, como lo dieron a conocer Karl Marx y Friedrich Engels a mediados del siglo XIX en su obra “Ideología alemana”, escrita entre los años 1845 y 1846 pero editada en el año 1932.
El concepto antiguo de lumpen, también le fue endosada y estigmatizada a los desadaptados y andrajosos pueblerinos, sin embargo, ese significado ha variado en su contextualización con la llegada del siglo XXI y XXII, impulsadas por la irreverente primer ministro Margaret Thatcher de la Gran Bretaña, que puso de moda “el thatcherismo”, que no era otra cosa que la teoría económica del monetarismo, donde la premisa era la de regular la inflación a costa del control del desempleo, conjuntamente con su aliado presidente Ronald Reagan de EE UU, encasillado por la crítica como el conservador «más exitoso» que ha tenido Estados Unidos en la era moderna.
Ellos, impulsaron y ampliaron el concepto de lumpen a otros sectores especialmente a la clase media y alta, apoyándose en el sector financiero corrupto, con la puesta en marcha de los créditos de vivienda financiados a 20 y 30 años, a fin de que los que accedieran, se endeudara con la banca “per secula seculorum”
Según el DANE, las proyecciones para el 2030 en lo referente la pobreza monetaria extrema alcanzarán límites incalculables por encima de los dos millones de indigentes, cosa seria, cuando para la subsistencia de ese inmenso conglomerado, estarían propenso a la caridad, el traqueteo, las actividades criminales o deshonestas ya que por su naturaleza de lumpen, se consideran un grupo social improductivo al no poseer medios de producción ni aportan fuerza de trabajo.
Pero no todo quedó en la concepción conservadora-financiera que anotábamos anteriormente, un sector de la clase media y alta, tomó para sí el Lumpemproletariado y lo convirtió en la corrupta Lumpemburguesía, que día a día se está apoderando literalmente de los recursos de la Nación como sucede actualmente con el supuesto escándalo en MinTic por el famoso y corrupto contrato de conectividad superior a los 2 billones de pesos que fueron adjudicados a “Claro Colombia” y a la recién creada “Unión Temporal Centros Poblados” con el objetivo de conectar a la red 14.745 escuelas rurales de nuestra patria “Locolombia”. Esta última, recibió la módica suma de $70 mil millones como anticipo, pero al parecer, ese dinero tomó rumbos desconocidos, se identificaron falsas garantías bancarias y ante el incumplimiento del contratista se abrió el proceso de caducidad del contrato.
Nadie puede desconocer que con la llegada del Covid-19 se dieron al traste con muchos programas que el Gobierno hubiese puesto en marcha en concordancia con su plan de gobierno, y es así como le tocó implementar acciones para socorrer económicamente a los ciudadanos más afectados por las cuarentenas y los confinamientos obligatorios.
Son loables las ayudas monetarias como Familias en Acción, Ingreso Solidario, Jóvenes en Acción, Adulto Mayor, Devolución del IVA, el subsidio al trabajo, Matricula 0, Ingreso Solidario, auxilios a damnificados, El Sisbén, entre otros.
Para lo que antes se llamaba proletariado, ahora es estratos Bajo-bajo; Bajo; Medio-bajo y Medio y la existencia de varios de esas ayudas van direccionados a esos sectores que los convierten en “parásitos del Estado”. No podemos acostumbrado a recibir todo del papá Estado, es necesario que nos proporcionen trabajos dignos, que se reciba un sueldo para el sustento de la familia, estudio, recreación y salud, es decir, lo que se requiere para una vida digna, mientras ello no se dé, en un futuro, nos convertiremos en lumpen-parásitos
Sin embargo, algunas de esas ayudas monetarias, deben permanecer de por vida, el subsidio al trabajo, la Matricula 0, adulto mayor y el Sisbén, agregándole los auxilios obligatorios que el Estado debe implementar para niños y niñas desde su nacimiento, como un derecho inviolable de recibir protección, salud, desarrollo integral, educación, cero maltrato y violencia, de acuerdo a los parámetros establecidos por la UNICEF.
El Gobierno no puede desestimar las cifras que nos reporta el DANE cuando da a conocer que producto de la pandemia, el nivel de pobreza supera el 37 % y Fedesarrollo, nos advierte que “seis millones de colombianos ingresarán a esta condición por la crisis del covid-19 y alcanzará niveles de pobreza entre el 47% y 49%”.
Es el momento preciso donde el presidente Iván Duque en su último año de gobierno implemente, para el presente y futuro, las acciones correctivas y preventivas y así evitar o prevenir su ocurrencia, mitigando el impacto actual para que las cifras no siguen creciendo geométricamente y no caer en el añejo Lumpemproletariado.
…Y lo más importante, evitar a toda costa el desangre por parte de ese pequeño sector de la Lumpemburguesía