Las administraciones departamentales se han caracterizado por proyectarnos el progreso a través de la construcción de diferentes infraestructuras con altos estándares de construcción, tecnología sin igual y con la firme convicción de que fueron edificadas para suplir la necesidad de la ciudadanía cuando de deporte se habla. Ahora bien, el próximo año se desarrollan en la Región Caribe ‘Los Juegos Bolivarianos 2022’, específicamente en el municipio de Valledupar, capital del departamento del Cesar; pero, siempre hay un pero, actualmente la incertidumbre nos invade por la supuesta decisión desde Bogotá de trasladar de sede los tan esperados juegos que aunque el ministro de Deporte haya afirmado que “si o si” serán en Valledupar no descarta la posibilidad de traslado de algunas disciplinas. ¿Han pensado en qué posición quedaría el Cesar si se los llevan?
En una de sus últimas visitas a la entidad, el ministro de Deporte, Guillermo Herrera expresó su inconformidad por el avance de las obras entre ellas el de la Villa Bolivariana en Valledupar, lugar que albergará a los atletas participantes en la justa deportiva. Sería impensable que después de tanto esfuerzo, por designios de Dios y un toque de suerte se nos designara como sede estos juegos y llegásemos a perderlos. Este panorama luego de una pandemia pondría en Jaque a la economía, el crecimiento productivo, así como a todos los sectores que poco a poco han venido resurgiendo y han sido instrumento dinamizador de la economía en la región.
No dejemos a un lado las necesidades deportivas de las niñas, niños y adolescentes que en el peor de los casos han tenido que soltar su bandera natal y elevar las de otros departamentos por cristalizar sus sueños deportivos. Utilicemos estos juegos como palanca de impulso para incentivar el crecimiento en las distintas disciplinas deportivas que harán parte de este encuentro al que asistirán más de 10 países con representantes de diversos deportes.
En total son alrededor de 75 mil millones de pesos que está aportando la nación para dicho evento, según Mindeporte. Los juegos son en junio del próximo año y los atrasos son significativos pero la esperanza debe ser la luz y no el talón de Aquiles en que sí se logrará el objetivo. Esperemos que las obras si cubran con los estándares de calidad y seguridad que desde el ejecutivo nacional exigen y que luego del desarrollo de los juegos esas construcciones sigan siendo epicentro para reimpulsar al departamento en materia deportiva.
“Tenemos que acelerar las obras. Son 27 disciplinas deportivas con participantes de 11 países. Valledupar, Cesar y el país merecen contar con una infraestructura y sedes adecuadas para estos Juegos” expresó el ministro Herrera recientemente. Haciendo eco de sus declaraciones también valdría preguntar y sobre todo sugerir al gobierno departamental ¿cuenta el Cesar con toda la infraestructura logística para albergar no solo a los deportistas y familiares que acompañan a los atletas sino a los cientos de visitantes que vendrán a la región? si solo en el Festival Vallenato se ve el colapso de la ciudad y la demanda no es tan exigente como la que representaran estos juegos. Más que señalar es que todos desde los diferentes sectores apostemos a la cristalización de los Juegos Bolivarianos porque quedará el alto el nombre del Cesar como sede dando paso a futuros encuentros deportivos de talla internacional.
Imaginar que se trasladen los juegos a otro departamento traería resultados nefastos para el desarrollo socioeconómico que se esperan que surjan mediante el desarrollo de los Juegos Bolivarianos.
Valledupar recibió el derecho a organizar las justas de 2021 después de que Valles del Tuy, Venezuela, renunciara a la sede por inconvenientes financieros. La Organización Deportiva Bolivariana (ODEBO) abrió otro proceso de postulaciones y escogió a la capital del Cesar en 2019. La pandemia obligó al aplazamiento de las competencias para el próximo año.
Lo que sí no descarta el ministro Guillermo Herrera es llevarse algunas disciplinas deportivas a otras ciudades cercanas en caso de que algunos de los escenarios no se puedan adecuar a tiempo. No nos sorprendamos con que en unos meses terminen llevándose no solo algunas sino a todas las disciplinas a otros departamentos. Demostremos el talante como cesarenses y asumamos con responsabilidad, profesionalismo y criterio de progreso esta oportunidad que el deporte nos da de reactivar sectores que aún siguen dormidos y que por la pandemia no han podido despertar.



