Los colombianos cada día nos quedamos estupefactos por las salidas en falso de nuestro presidente Duque. No es que estemos predispuestos a criticar sus actuaciones como mandatario, es que al final de su mandato está sacando a la luz pública una faceta que le desconocíamos.
Las relaciones diplomáticas con países vecinos ha dejado mucho que desear, especialmente con uno de nuestros principales socios comerciales como es Venezuela, y los perjudicados no es el estamento político que el presidente Duque ha intentado complacer e implantar, sino las empresas que han tenido siempre un corredor para el transporte y traspaso de crudo y gas desde dicho país a Colombia, comerciantes con disminución de sus ventas por la falta de fluidez de ida y vuelta de sus productos, por el aumento del contrabando y la baja del nivel de vida de los ciudadanos fronterizos por falta de ingresos, cunado lo que queremos es tener buenas relaciones, que fluya el comercio legal y exportar e importar legalmente.
Ahora resulta que no contento con haberse involucrado en la guerra Rusia- Ucrania, y endilgarle a ese suceso los males que arrastramos de antaño como es el desempleo, la corrupción, el desgreño administrativo, la percepción de inseguridad, el 60% de la población con inseguridad alimentaria, alrededor de un millón de niños con desnutrición crónica, la desigualdad económica y el aumento desmesurado de los productos de la canasta familiar, nos metemos en otro escenario como es la situación política de Nicaragua, tildando al presidente de dictador, cuando ello no resuelve nuestros problemas y mucho menos los que se nos viene con el fallo de La Haya.
Recordemos que desde años atrás se viene presentando un litigio entre Colombia y Nicaragua sobre una disputa territorial y delimitación marítima y en tal razón, el 19 de noviembre del 2012 la Corte de La Haya procedió a resolver a fondo la cuestión que se suscita en el mar Caribe. En forma resumida en dicha sentencia se ratifica la soberanía de nuestro país sobre sobre las islas de Alburquerque, Bajo Nuevo, Sureste, Quitasueño, Roncador, Serrana y Serranilla, sin embargo y a favor de Nicaragua, Quitasueño y Serrana y declaró admisible su petición de estudiar y fallar la delimitación marítima que por supuesto cambiaría totalmente lo establecido en el “Tratado de 1928”
Para la época, la noticia fue apoteósica para Nicaragua y malestar y preocupación en Colombia, y es así como el expresidente colombiano, Juan Manuel Santos, con “golpes de pecho y pupitrazos” se refirió al fallo de diferentes maneras: “La Corte, al trazar la línea de delimitación marítima, cometió errores graves que nos afectan negativamente” “…estos son omisiones, errores, excesos, inconsistencias, que no podemos aceptar…” “…No vamos a descartar ningún recurso o mecanismo que nos conceda el derecho internacional para defender nuestros derechos».
Para enderezar el rumbo perdido, el gobierno contrató a dos “eminencias” del derecho internacional, el encargado jefe o agente, recayó en el ex magistrado del Consejo de Estado y ex Procurador General de la Nación Carlos Gustavo Arrieta, y como coagente al expresidente de la Corte Constitucional Manuel José Cepeda, con contratos jugosos por más de 20.000 millones de pesos.
Para justificar esos “pequeños” sueldos”, Cepeda expresó con relación al fallo reciente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), “…la Corte no estableció ninguna consecuencia para esas situaciones, en general, el balance de esta decisión es muy favorable para Colombia y nos consideramos contentos con los resultados obtenidos”, haciendo relación a uno de los apartes del fallo que dice “Colombia violó la soberanía y la jurisdicción” de Nicaragua en su Zona Económica Exclusiva”.
Y para que no existan dudas, y con “golpes de pecho de satisfacción” expresó: “…el fallo favoreció a nuestro país en cinco puntos…”. 1.- No incumplió el fallo del 2012; 2.- Reconoció el principio de libertad de navegación; 3.- El derecho que tiene Colombia a través de la Armada Nacional de hacer presencia en aguas alrededor del archipiélago de San Andrés y Providencia y en el Caribe occidental; 4.- El derecho para la lucha contra el tráfico de estupefacientes y 5.- Todas las islas y cayos colombianos en el Caribe tienen derecho a una zona contigua de 12 millas más allá del mar territorial y la preservación de su patrimonio cultural y arqueológico .
Pero mirando el fallo desde una óptica mucho más realista, poco sentimental y apolítica, observamos cinco (5) importantes fallos en contra de nuestro país, demostrando que la realidad es otra, 1.- Los raizales perdieron ya que no podrán continuar pescando en la llamada zona económica exclusiva 2.- Se ordena cesar todas las acciones de patrullaje de la Armada Nacional en la zona por ser consideradas violatorias. 3.- Se prohíbe el patrullaje con el argumento de la conservación ambiental. 4.- ya no se podrá ofrecer áreas para la explotación de hidrocarburos y 5.- Las pretensiones de compensaciones económicas para los infractores fueron mal sustentadas y no aprobadas.
Para arreglar el entuerto, los dos países deberán buscar un diálogo para que los pescadores raizales puedan navegar en el Caribe hasta llegar a la zona económica exclusiva donde se encuentran los bancos de pesca, cosa que vemos casi imposible por las palabras del señor presidente “Con Nicaragua no hay ninguna posibilidad, por lo menos mientras yo sea el presidente de Colombia, de que nos sentemos a ninguna negociación de ningún tratado”
Amanecerá y veremos…dijo el ciego…no resolvemos nuestros problemas y queremos solucionar la de los vecinos. Estamos en Locolombia.