La situación en Cartagena de Indias es apocalíptica, infernal, una escena sacada de la Divina Comedia de Dante Alighieri, obra que hace parte de esa transición ideológica entre la Edad Media y el Renacimiento.
Á grandes rasgos y también en el minucioso detalle, tanto en nuestros métodos sociales, económicos y hasta políticos nos quedamos en esa transición, tan es así, que somos el único feudo que aún queda en el mundo, dependemos a la vez de un gran feudal que maneja todo el país, pero eso hace parte de otra conversación.
Regresando al apocalipsis, tal parece que el Arcángel Gabriel, sonó la trompeta el último domingo de octubre de 2019 y comenzó el crujir de dientes para los Cartageneros, y soltó Cartageneros como en el apocalipsis de San Juan una surgida del mar un monstruo chueco, mal oliente y mal hablado y la otra de la tierra una fiera de pelo azul, para secundar a la primera que simbolizan la opresión del poder del Imperio Romano (la clase política tradicional) y los medios que se despliegan para este fin;(la corrupción) solo que las bestias no buscaban castigar a los impíos, por el contrario, se amangualaron con ellos, comieron de sus víctimas, la opresión continuó, empeoró todo.
En este peregrinaje de los Cartageneros hacia la institucionalidad, parece que no logramos salir del infierno y estamos hoy en la más aterradora fase.
No son exagerados los símiles dantescos o apocalípticos, ¿Acaso es falso que la peste nos ha golpeado?-¿Cuántos muertos hemos aportado por dengue, por pura negligencia del Distrito? – o el caso de las pruebas rápidas para Covid-19 y todas las irregularidades que en emergencia sanitaria se vieron – o es mentira que el hambre se apodera de nuestra ciudad, hoy son 400 mil personas que viven en condición de pobreza, cifra a la que se llegó en estos dos últimos años, cada día son menos las oportunidades en esta ciudad, aunque esto no ha dependido únicamente del gobierno local, debemos reconocer que el saliente gobierno nacional en cabeza de Iván Duque, fue gran contribuyente a qué los niveles de pobreza en todo el país aumentaran.
Ya que hablamos de hambre y pobreza debemos hablar de otro jinete, La Guerra, una guerra con cuarteles incluidos, a la vista de todos incluso de las autoridades que con indiferencia cómplice permanecen inmóviles ante tan deplorable situación, las calles, vías, tiendas, avenidas son campo de batalla, no hay un espacio en la ciudad que pueda considerarse seguro, como la guerra es un jinete ciego, no distingue a nadie y acaba con todo a su paso, es un monstruo grande y pisa fuerte, “toda la pobre inocencia de la gente”, como dice Mercedes Sosa en su canción. Después de enumerar tristemente cada jinete, es obligado hablar del último, la muerte, es implacable y puede llegar de tantas formas, es lo único seguro y por tanto lo más temido, nos resignamos cuando su llegada es natural, pero la constante en Cartagena ha sido otra.
Es mi esperanza como Cartagenera que esto que hoy dolorosamente vivimos sea la transición al purgatorio, por qué no podemos pretender pasar del infierno al paraíso sin pagar nuestras culpas como electores y cómo ciudadanos.