A los venezolanos les falta mucho para lograr su libertad, porque no tienen el arrojo de Simón Bolívar. ¿De verdad creen que van a sacar a Nicolás Maduro, amigo por interés del presidente ruso, Vladímir Putin, del poder con grititos y caravanas? No pierdan el tiempo. Eso no lleva a ningún lado.
El apoyo de Estados Unidos, que de alguna forma saca partido de la situación, es un respaldo ambiguo. El presidente Biden lo dijo: «de corazón». ¡Vaya pendejada! A Donald Trump hay que esperarlo para ver con qué sale. Si Estados Unidos se hubiera decidido, el «noriegazo» habría ocurrido hace rato. Pero no ha pasado, porque hay intereses moviéndose por debajo de la mesa, sin lugar a dudas.
Si los venezolanos, en vez de estar deambulando por el mundo, no toman las riendas de su revolución, nada distinto sucederá. Deben regresar a su país y dejar de esperar que los pocos que están dando la cara en el territorio les resuelvan el problema, para luego aparecer como el «yoloflojo» a acomodarse en un nido que no construyeron.
María Corina Machado escogió, por ego, a un candidato como Edmundo González, cuya salud está muy comprometida. Eso es una desventaja enorme. Además, la valentía de María Corina debe ir más allá de arengas y banderas. Debe presidir la manifestación que tumbe las puertas de Miraflores y devuelva la soberanía al pueblo. Allí es a donde deben dirigirse las marchas.
¿Qué no los van a dejar entrar? Por supuesto que no. A Simón Bolívar nadie le dio permiso, ni él lo pidió. ¿Qué la pueden matar? No solo a ella, sino a muchos. Nadie dijo que sería fácil ni que esto es un comercial de televisión. Si no hay una voluntad real, más allá de los discursos, no pasará nada.
Venezuela debe demostrar su bravura y entrar armada, aunque sea con palos, a Miraflores en una masa incalculable. Si lo hacen, Maduro no tendrá otra opción más que irse, incluso con el karma de una injusta masacre, pero irse de cualquier forma. El que más cerca estuvo de intentar algo así fue el exvicepresidente colombiano Francisco Santos Calderón.
Coletilla: ¿Cree el alcalde de Sincelejo, Yahir Acuña, que esa sarta de directivos que tiene «trabajando con él», y que vienen de la administración del pésimo exalcalde Andrés Gómez Martínez, no le informan a Gómez pormenores y más cuando este los llama al celular? ¡Sigue creyendo! ¡Sí, cómo no!
Si el alcalde Acuña los quiere tener por el motivo que sea, que no los tenga como directivos. Eso es un cuchillo para su propia garganta. Ellos no se lo van a advertir; de «jefecito» no lo bajarán. ¡Sí, cómo no!
No se entiende esa debilidad, porque alcalde, sí hay. ¿Acaso el alcalde Yahir no tiene gente de confianza? No lo creo. ¡Qué inocente!