Carlos Lehder Rivas, nacido en Armenia, Colombia, en 1949, es una figura tristemente emblemática en la historia del narcotráfico colombiano. Como cofundador del temido Cartel de Medellín junto a Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, desempeñó un papel crucial en el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos durante la década de 1980. Su audaz estrategia de utilizar la isla de Norman’s Cay en las Bahamas como punto de tránsito para la droga evidenció su ingenio y determinación en el negocio ilícito.
En 1987, Lehder fue capturado en una finca en Guarne, Antioquia, y extraditado rápidamente a Estados Unidos, convirtiéndose en el primer narcotraficante colombiano de alto perfil en enfrentar la justicia estadounidense. Allí, fue condenado a cadena perpetua más 135 años por tráfico de cocaína.
Sin embargo, su colaboración en el juicio contra el exdictador panameño Manuel Antonio Noriega le valió una reducción de su sentencia a 55 años. Tras cumplir 33 años de prisión, fue liberado en junio de 2020 y deportado a Alemania, país de ascendencia paterna, donde residió hasta su reciente regreso a Colombia.
El 28 de marzo de 2025, Lehder aterrizó en Bogotá procedente de Frankfurt, aparentemente con la intención de residir en su país natal. No obstante, fue detenido de inmediato debido a una orden de captura vigente por delitos de fabricación, tráfico y porte de armas y municiones. Su abogada argumenta que dicha orden es antigua y debería estar prescrita, mientras que las autoridades colombianas sostienen que debe responder ante la justicia por estos cargos pendientes.
El regreso de Lehder a Colombia y su posterior detención han generado diversas especulaciones. Algunos analistas sugieren que este acontecimiento podría ser utilizado por el gobierno del presidente Gustavo Petro para desviar la atención de otros asuntos críticos que enfrenta el país. Sin embargo, también se plantea que la presencia de Lehder podría contribuir al esclarecimiento de crímenes relacionados con el Cartel de Medellín y sus conexiones con el Estado colombiano, ofreciendo una oportunidad para la verdad y la justicia en casos aún sin resolver.
En cuanto a las declaraciones y peticiones de Lehder a la justicia colombiana, en el pasado ha solicitado su repatriación, argumentando violaciones a sus derechos durante su encarcelamiento en Estados Unidos. En una carta enviada en 2015 al entonces presidente Juan Manuel Santos, expresó su deseo de regresar a Colombia, alegando que había cumplido su condena y merecía morir en su país natal. Es probable que, en esta nueva coyuntura, Lehder busque nuevamente apelar a consideraciones humanitarias y legales para obtener su libertad o, al menos, condiciones más favorables en su detención (Colombia durante este gobierno se ha caracterizado por conceder prebendas a delincuentes confesos para sacar provecho con “verdades” pendientes por contar)
El futuro de Carlos Lehder en Colombia hasta ahora es incierto. Las autoridades judiciales deberán determinar la validez y vigencia de los cargos en su contra, así como evaluar las implicaciones políticas y sociales de su retorno. Mientras tanto, la opinión pública permanece atenta a los desarrollos de este caso, que revive memorias de una época oscura en la historia del país. Esperaremos a ver qué sucede cuando sea presentado a las autoridades, esta será la primera de varias entregas sobre el caso.