Entre el aroma envolvente del maíz tierno, las sonrisas sinceras de las matronas y el calor de la tradición, el municipio de Arjona, Bolívar, vivió este fin de semana el gran cierre del III Festival del Bollo de Mazorca, un evento que ya se consolida como símbolo de identidad, talento y herencia gastronómica en el corazón de Bolívar.
Durante tres días, el municipio se transformó en un punto de encuentro donde se rindió homenaje a una de las delicias más queridas del Caribe colombiano: el bollo de mazorca. Pero más allá del sabor, este festival exaltó a las verdaderas protagonistas de esta tradición: las 43 mujeres que, con manos sabias y corazones firmes, mantienen vivo un legado ancestral.
Uno de los momentos más conmovedores fue el reconocimiento a Rosa Martínez, de 84 años, quien entre aplausos y lágrimas recibió un homenaje por toda una vida dedicada a la preparación artesanal del bollo con maíz criollo. “Me siento feliz con este reconocimiento”, expresó emocionada ante el aplauso de los asistentes.
Y entre las grandes, también brilló la más pequeña: Lizet Zárate, de apenas 8 años, sorprendió a todos como la hacedora de bollos más joven del festival. Desde la mesa 40, y junto a su madre, demostró que el amor por esta tradición se hereda y se celebra desde la infancia. “Con dulzura y orgullo, nos ofrece un pedazo del alma arjonera envuelto en hoja de mazorca”, comentó con ternura el gobernador de Bolívar, Yamil Arana Padauí, tras compartir con ella.
El gobernador, quien recorrió cada rincón del festival, reafirmó el compromiso de su administración con la visibilización de los municipios y el impulso a su cultura:
“El mejor bollo de mazorca del mundo se hace aquí, en Bolívar. Este festival no solo es gastronomía, es identidad. Queremos que el mundo mire hacia Arjona, hacia Magangué, hacia San Jacinto, y se enamore de lo que somos”.
El evento, respaldado por la Gobernación de Bolívar e Icultur, no solo fue una vitrina de sabores, sino también una plataforma de reconocimiento y empoderamiento para las mujeres del territorio. Así lo expresó Edinson Martínez, miembro de la junta organizadora:
“Este festival es un homenaje a nuestras mujeres, a su esfuerzo y creatividad. Son guardianas de una tradición que alimenta el alma del Caribe”.
Así, entre música, bollos humeantes y el calor de una comunidad orgullosa de su tierra, Arjona cerró con broche de oro una fiesta que reafirma que Bolívar no solo tiene historia, sino también sabor, talento y corazón.