Los alemanes no tienen nada que ver con los estereotipos que muestran casi siempre en las películas o series estadounidenses: No son los tipos extraños y emocionalmente fríos con un pobre e incomprensible sentido del humor. Pero definitivamente hay ciertas costumbres alemanas que pueden llegar a sorprender a cualquiera que venga de Latinoamérica. Es obvio que hay infinidad de excepciones, toda generalización es una visión sesgada y simplista de las cosas. Pero mientras tengamos eso claro en mente, nos ayuda a comprender las tendencias y observar los contrastes.
Algunos hábitos alemanes que he descubierto durante el tiempo que he estado acá me han llamado particularmente la atención. En especial aquellos que, al reflexionar sobre sus significados, me confrontan con los de mi cultura colombiana. Por supuesto es lo que yo he podido percibir e interpretar, es seguro que existen otras percepciones e interpretaciones.
He agrupado los hábitos a los que deseo referirme con base en mi interpretación de sus significados. Después de cada grupo dejaré un par de notas al respecto:
- Los Alemanes son en general muy amables, suelen mantener la distancia física y no invaden el espacio personal. El contacto físico está limitado a familiares o amigos muy cercanos. Incluso para acariciar a un perro ajeno piden permiso.
- En una conversación es inusual que interrumpan a su interlocutor antes de terminar una frase. Al respecto es interesante mencionar que en alemán cuando se habla en pretérito (sobre algo que ya sucedió) usualmente el verbo va al final de la frase, de manera que si usted interrumpe a la persona que le habla no entenderá lo que le están diciendo.
- El trato con los desconocidos es en general de «Usted», a menos que sean compañeros de estudio o estén en un ambiente informal con amigos. Antes de tutear a alguien se le debe pedir permiso para hacerlo.
- Son muy puntuales. Así sea una cita informal llegan a la hora precisa, máximo 5 minutos antes. Si van a llegar tarde, aunque sea un minuto, llaman a avisar y disculparse.
- Está prohibido hacer ruido antes de las 7:00 am y después de las 7:00 pm, en los domingos y en los festivos, tanto afuera como adentro de su casa. No se puede aspirar o encender la lavadora, mucho menos poner el TV o música a alto volumen. Tampoco arrojar vidrios en los contenedores destinados para ello en las calles, por el ruido que producen los vidrios al caer dentro del mismo.
- El contenido de las canecas de basura que permanecen en la calle es parte de la intimidad de las personas. No está permitido que otras personas los abran o arrojen basura en ellas.
- Al entrar a una casa ajena usted debe quitarse los zapatos para no ensuciar el piso. A veces incluso tienen pantuflas para las visitas.
- Hay mucha libertad para expresar los gustos, tendencias e inclinaciones personales. Por ejemplo, es normal ver policías o médicos con tatuajes, personas con aditamentos o vestimentas típicas de sus culturas, etc. Y no se les dá un trato diferente por ello.
- Los policías no se dirigen a usted a menos que esté haciendo algo sospechoso o indebido. Y cuando lo hacen son muy respetuosos.
Este primer grupo de hábitos lo interpreto como manifestaciones de un gran respeto por el otro, por su esencia, por su existencia, por sus particularidades, así sean diferentes a las propias. Cuando escucho o leo las noticias de Colombia o cuando la visito, me produce mucha tristeza sentir que para muchas personas ni siquiera hay una conciencia del respeto por el derecho a la vida de los demás.
- Suelen seguir las reglas al pie de la letra. Por ejemplo, cuando usted necesita hacer algún trámite, debe seguir todas las instrucciones absolutamente como se lo indican, de lo contrario no tendrá éxito. Si le solicitan documentos, los debe aportar en el orden indicado. Si le solicitan originales, copias, apostillas, traducciones, etc, no atenderán su solicitud hasta que las presente en su totalidad.
- No cruzan la calle con el semáforo peatonal en rojo, así no venga ningún vehículo a la vista. En especial si hay un niño o un joven alrededor. Si usted lo hace, además de una cuantiosa multa, se ganará un gigantesco problema por poner en riesgo la vida de los niños y jóvenes al darles un mal ejemplo.
- Las motocicletas transitan por la mitad del carril y no se pasan entre los autos en los semáforos. Por las rutas para bicicletas y patinetas no transitan motos, ni autos, ni peatones.
Mi percepción con respecto a éste grupo es que los alemanes entienden claramente que respetar las normas les permite un mejor bienestar colectivo. El caos que producen los avivatos en nuestro país al no acatar sistemáticamente las normas es incompatible con un bienestar y un progreso colectivo. Si los colombianos tuviéramos al menos un 10% del respeto por las normas que tienen los alemanes, viviríamos muchísimo mejor.
- No hay ningún control antes de subir a cualquier transporte público. Pero si usted olvida su ticket debe pagar una costosa multa.
- Muchos servicios no se pagan al momento de recibirlos. En su lugar le envían la factura a su casa.
- Pagar lo que se debe, y hacerlo a tiempo, es algo muy serio. No tienen mayor problema en otorgarle un mayor plazo si usted avisa con suficiente anticipación, pero debe cumplir con lo pactado.
- No obstante son celosos con su información personal, contestan el teléfono diciendo su apellido, así sea un número desconocido. Además en todas las casas y edificios, al lado del timbre, están los apellidos de las personas que ahí residen.
Ya escribí antes una columna Relaciones basadas en la confianza Este es para mí un aspecto clave del bienestar, pues de ello depende hasta la seguridad en las calles. Otorgarle al otro la posibilidad de demostrar su confiabilidad, ser absolutamente confiables y responder por las consecuencias de no serlo, son tareas que nuestra cultura tiene pendientes.
- Planean absolutamente todo. Y se toman su tiempo para ello. Salir a tomar un par de cervezas se planea con dos meses de anticipación, lo registran en sus agendas, verifican el clima un par de días antes y llaman a confirmar al menos dos veces. Hábitos nuestros como «te caigo esta noche» o «vamos a cine manana» son aquí impensables.
- Los domingos está todo cerrado, si usted no hizo mercado antes, tendrá que conformarse con un paquete de pasabocas comprado en una estación de servicio.
- Se interesan bastante por mantenerse saludables. Compran alimentos orgánicos y suelen practicar al menos un par de deportes. Les gusta mucho, por ejemplo, ir a caminar a los bosques alrededor de las ciudades.
- Con excepción del consumo del cigarrillo, en general intentan ser menos dañinos para el medio ambiente. Compran productos ecológicos así les cueste más y son en extremo juiciosos para separar las basuras.
Participé en muchos procesos de planificación organizacional, de planes y de proyectos en Colombia y siempre ví que, aparte de cumplir con ellos como requisito, no despiertan casi ningún interés para los participantes. Al final se convierten en una competencia de vanidad. Tener el documento más extenso o más complejo, que luego será, por su complejidad, imposible de ejecutar. Entonces se deja en el olvido hasta que sea el momento de demostrar que se hizo un proceso de planificación ante un requerimiento externo. No obstante la improvisación y la flexibilidad son muchas veces convenientes y necesarios, tener una conciencia del futuro a mediano y largo plazo y planificar adecuadamente trae muchos obvios beneficios.
- Soy muy directos al hablar, dicen las cosas sin rodeos. Si usted hizo un trabajo deficiente o hace algo indebido, pueden reclamárselo directamente, sin flores ni suavizantes, así sea en público. Y eso no significa que estén molestos con usted.
- En la calle, si usted no respeta un semáforo peatonal o arroja basura al piso, además de la multa, puede ganarse un par de buenos regaños de desconocidos.
La franqueza alemana nos ha sacado lágrimas y furias a muchos latinos, acostumbrados a que no nos reclamen nada o a que lo hagan con extremada sutileza. Al principio nos parece hasta descortés. Y cuando nos enteramos de que a pesar del reclamo tan directo ni siquiera están molestos, pensamos que son crueles o carentes de emociones. Sin embargo, para los alemanes decir las cosas directamente está relacionado con ser auténticos y honestos, valores que se aprecian mucho por acá, y por el contrario no hacerlo o hacerlo con demasiada sutileza lo consideran como una falsedad. Una vez se logra entender esto, se empieza a aceptar e incluso a disfrutar de esa franqueza. No sólo por saber que se está en un entorno más auténtico, si no por que eso lo ayuda a usted a ser mejor persona y a hacer mejor su trabajo. El pacto de «hacernos pasito», de adularnos y echarnos flores inmerecidamente, de aparentar que todo es fantástico, no sólo nos vuelven hipersensibles a las críticas y mañosos, si no que fomenta la deshonestidad y la mediocridad. Decir las cosas directamente, sin tanta emocionalidad superflua, por supuesto sin pretender lastimar si no con el ánimo de corregirnos y mejorarnos mutuamente, nos haría mucho bien.
- Los alemanes se enfocan en lo que están haciendo de tal manera, que a nuestros ojos pueden parecer en algunos momentos hasta autistas. Si están conversando con usted, están ahí, concentrados en la conversación. Si están estudiando, no hay lugar a distracciones. Si están trabajando, no hacen otras cosas. Por ejemplo, aquello de llegar a la oficina, ir a tomarse un café y conversar con los colegas sobre el partido de ayer, luego a media mañana volarse un rato a desayunar, acá no funciona.
- En el idioma alemán no existe el gerundio, que a nosotros nos exime de conseguir los resultados de nuestras acciones. En lugar de «estoy yendo» en alemán se dice «llego», en lugar de «estoy estudiando» se dice «aprendo». El verbo expresa el resultado directo de la acción, no hay lugar a excusas.
- Los alemanes son en general muy organizados. Algo que, en mi opinión, está directamente relacionado con ello, es que en el idioma alemán el orden de las palabras en una frase es muy importante. Por ejemplo, si usted usa el verbo en el lugar incorrecto, difícilmente le van a entender.
Enfocarse en lo que hacen y ser organizados es una característica muy propia de los alemanes. Posiblemente eso haga sus vidas menos coloridas, pero los hace mucho más prácticos, eficaces y eficientes en la vida laboral y personal. De hecho acá la semana laboral completa es de 40 horas. Se trabaja menos tiempo pero se hace más y mejor. Conseguir los resultados es la esencia de las acciones, las excusas sirven como explicaciones, pero no lo eximen a uno de sus responsabilidades. El desorden, las distracciones y el «fue que…» nos mantienen en el subdesarrollo.