La novela es entre otras cosas, una crítica reiterativa a la política colombiana que ha dado paso a la corrupción, que no ha dejado de existir en el país, que mimó al narcotráfico, amparó a la guerrilla y creó a los paramilitares. Se desarrolla durante los años setenta y ochenta en Colombia. Épocas de agitación que mantienen al país en una guerra que lo acobarda.
Cuando Erik, hombre culto, de profesión periodista, llegó a Colombia (Cartagena de Indias), en los años setenta, atraído por los comentarios que hacía su amigo Euclides residenciado en Inglaterra, jamás imaginó que terminaría viviendo en Las Tinas (pueblo inexistente en Colombia), y menos que dada su condición sexual, se enamoraría de Iris. A partir de ahí, sucederán una serie de acontecimientos incomprensibles e inaceptables para nuestra sociedad, que contribuirán a su desaparición.
La novela, está dirigida a todo tipo de público. Aunque repaso temas que considero importantes, tanto religiosos como políticos, destacaría que en Colombia, la vida transcurre para ciertos temas de forma más cómplice que irrespetuosa. Pareciera como si no importara que se cometieran hechos abyectos, si el responsable goza de privilegios, le eximen de culpa. Una historia que aunque se desarrolla en un pequeño entorno, trata temas universales a través de las vivencias de sus protagonistas.
Las Tinas, es un pueblo que a la vez podría ser cualquier región colombiana o del mundo. Un pueblo apartado, sin ley, rico y desaprovechado, con solo derecho a voto. Es donde Jerónimo (Correcaminos), y Erik (Caminante), se conocen, entablan una amistad bastante atípica, por la diferencia cultural y de educación tan marcadas. Se vuelven inseparables, y es Correcaminos, al final, el primero en enterarse de la verdadera y penosa historia de su gran amigo, y de la actitud hipócrita que sostuvo durante años para cumplir con los cánones impuestos por la sociedad. Erik, confiesa en el papel su culpa. Es comprensible. Hoy, en pleno siglo XXI, aunque se han dado pasos gigantescos en muchos aspectos, sigue habiendo un atasco mental enorme.
A medida que avanza Correcaminos en la lectura, se va destapando el secreto de Erik, sin que la vida en el pueblo se detenga. Siguen los personajes secundarios, dándole vida a la novela y Luz Dary, su mujer, un día llega a ser alcaldesa (mujer del alcalde), por obra y gracia de los cambios que al despertar de cualquier mañana, se han operado en su marido.
La novela, es romántica, es social, sexual y realista. Permite sumergirnos en el mundo de sus personajes de forma sencilla, amena y divertida. A su vez, muestra la problemática socio-política y religiosa del país, donde el derecho a la vida sigue teniendo un precio: el silencio.
Colombia es un país que no avanza, por interés de sus gobernantes, en donde la deshumanización se prendió de forma tal, que lo conveniente es cerrar los ojos y soñar con un futuro que quizá nunca llegue. Un país donde la ausencia de principios, donde los agalludos viven, pero no dejan vivir. Donde el reguero de muertos es el pan de cada día y donde ser delincuente, se convirtió en la única solución al hambre. Poco o nada queda de aquella República a la que nos referíamos con orgullo.