Cuando pensamos en embarazo, muchas veces la imagen que viene a la mente es la de una prueba positiva, ecografías, barriga creciendo y preparativos para recibir al bebé. Sin embargo, hay una etapa fundamental que suele pasarse por alto: la etapa preconcepcional. Esta es una oportunidad de oro para cuidar la salud de la madre y del futuro bebé, pero lamentablemente es desconocida por la mayoría de parejas.
La consulta preconcepcional es una cita médica que hace parte de los programas de promoción y prevención. Idealmente, se realiza entre 12 y al menos 3 meses antes de empezar a buscar un embarazo, aunque puede hacerse en cualquier momento previo. Su principal objetivo es identificar y, si es posible, corregir factores que puedan afectar la fertilidad, el desarrollo normal del feto y la salud de la madre durante la gestación.
Uno de los aspectos centrales es la historia clínica. Se revisan antecedentes personales y familiares, enfermedades crónicas, cirugías, alergias, hábitos de vida y medicamentos en uso. Esto no es un simple trámite, muchas condiciones como la hipertensión, la diabetes, los trastornos tiroideos, la epilepsia, entre otros, pueden requerir ajustes antes de la concepción para evitar complicaciones durante el embarazo o en el desarrollo del bebé. En algunos casos, incluso puede ser necesario cambiar medicamentos por otros más seguros para la gestación.
La consulta también incluye valoración de peso, índice de masa corporal y estado nutricional. El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de complicaciones como preeclampsia, diabetes gestacional, parto prematuro y hemorragia postparto; por el contrario, el bajo peso materno puede asociarse a restricción del crecimiento fetal y parto pretérmino. Corregir estos aspectos antes de quedar embarazada es mucho más efectivo y seguro que hacerlo durante la gestación, cuando hay mayores limitaciones.
Un punto clave que no puede faltar es el inicio de la suplementación con ácido fólico, que, tomado al menos un mes antes del embarazo, reduce significativamente el riesgo de defectos del tubo neural, como la espina bífida o la anencefalia. Dependiendo del caso, también se pueden recomendar otros suplementos como hierro, vitamina D o incluso multivitamínicos prenatales completos, especialmente si la mujer tiene una dieta restrictiva o alguna condición médica.
La consulta preconcepcional es, además, el momento ideal para actualizar vacunas. Enfermedades como la rubéola o la varicela pueden ser peligrosas durante el embarazo. Si no se tiene inmunidad, se puede vacunar con antelación, ya que algunas de estas vacunas están contraindicadas una vez ya se ha logrado el embarazo.
Finalmente, se abordan los hábitos de vida: dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol, evitar el uso de drogas, mejorar la alimentación y fomentar la actividad física. Estos pequeños cambios, si se mantienen en el tiempo, pueden marcar una gran diferencia en la salud del embarazo y del futuro bebé.
En resumen, la consulta preconcepcional es mucho más que una cita médica, es un acto de responsabilidad, prevención y amor. Permite llegar al embarazo con la mejor versión posible de salud física y emocional, y da a ese bebé que está por llegar un comienzo lleno de cuidado y protección.
Porque la maternidad no empieza el día que la prueba sale positiva, empieza el día que decides prepararte para ella.



